Italia celebró el sábado una conferencia para discutir el tema de la migración en Roma por invitación de la primera ministra, Giorgia Meloni. A la conferencia asistieron cinco jefes de Estado ribereños del Mediterráneo: Emiratos Árabes Unidos, Túnez, Mauritania, Libia y Chipre. Y ocho primeros ministros (Jordania, Libia, Nigeria, Etiopía, Malta, Argelia, Líbano), además del presidente del Consejo Europeo y la presidenta de la Comisión Europea.
En esta conferencia también estuvieron representantes de los gobiernos de Arabia Saudita, Kuwait, Marruecos, Omán, Turquía, Grecia, Qatar y Bahrein.
Durante su intervención, Meloni se centró en combatir las “organizaciones criminales” y las redes de tráfico de personas dentro de lo que denominó el “Proceso de Roma”, y ofreció la asistencia judicial y policial de su país a los países en los que operan estas organizaciones y redes, señalando que estas redes utilizan embarcaciones que “no cuentan con los más mínimos requisitos de seguridad para transportar a los migrantes que pagan su viaje y luego pierden la vida en el mar”.
Los países participantes en la conferencia acordaron frenar el ritmo de la “inmigración ilegal”, ya que Meloni habló de la necesidad de brindar apoyo económico a los países que reciben la mayor cantidad de migrantes, como Turquía y Polonia. También habló sobre apoyar el desarrollo en África y mejorar la cooperación entre países europeos y africanos. Sin más información, explica qué proyectos se implementarán a través de la cooperación que se presentó en la conferencia.
En su intervención en la conferencia, el primer ministro de EAU, Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, anunció la contribución de su país con 100 millones de euros para apoyar los proyectos de desarrollo de los que habló Meloni en países afectados por la “inmigración ilegal», incluido el apoyo a las iniciativas propuestas en el Proceso de Roma. Mientras que la primera ministra italiana dijo que el poder ejecutivo italiano, a través de su agencia de crédito, ha garantizado proyectos en la región por valor de más de 25.000 millones de euros, según informó el medio de comunicación.
España y Francia no participaron en la conferencia a pesar de la participación de representantes de la Unión Europea, lo que explica la experta en políticas de migración, Gemma Pinyol Jiménez, que estos dos países están al margen de la Unión Europea en el contexto de discusión del tema de la migración y el asilo, y también cree que la conferencia no tiene ningún valor añadido más allá de lo que se puede hacer en otros espacios de la Unión.
“Todo lo que escuché y lo que se dijo, se ha dicho anteriormente y no cambió nada, porque de nuevo se comete el error de entender la política migratoria como una política de lucha contra la irregularidad, y esa fórmula no funciona”, comenta Jiménez. Agregó: «El discurso de criminalización de la inmigración, esta focalización de la irregularidad y este no abrir vías seguras de entradas regulares, lo que básicamente hace es poner en riesgo la vida y los derechos de los migrantes».
Situación inhumana entre Túnez y Libia
Por su parte, el presidente tunecino, Kais Saied, dijo que el tema de la “inmigración ilegal” no puede resolverse con movimientos unilaterales, ya que calificó la “inmigración ilegal” como una forma de esclavitud moderna. La declaración de Saeed llega en un momento en que las fronteras de su país están experimentando una crisis humanitaria, ya que su gobierno empuja a los inmigrantes hacia la frontera con Libia.
En cuanto a Libia, el presidente del Consejo Supremo de Libia, Khaled Al-Mishri, escribió en su cuenta de Twitter sobre el tema de la migración: “La solución real, radical y humana al problema de los “inmigrantes ilegales” es el desarrollo y la estabilidad de sus países de origen, que son ricos en recursos naturales saqueados hasta ahora por los antiguos países coloniales. De lo contrario, son soluciones fabricadas, temporales e inhumanas”. Otros responsables libios también han declarado a Al Jazeera que no desean asentar a migrantes y solicitantes de asilo en Libia, que este país es una estación de tránsito para migrantes, no un país de exportación, y que se debe crear un frente para abordar la migración y se deben establecer mecanismos internacionales conjuntos.
Parece que las declaraciones de los funcionarios libios y tunecinos no reflejan la realidad de los migrantes varados en sus tierras. Recientemente, han circulado fotos y videos crueles que muestran a migrantes africanos en una situación inhumana agotados por la sed y el hambre bajo una temperatura muy alta en el desierto entre Túnez y Libia, que fueron deportados desde Túnez hacia la frontera con Libia.
Desde principios de este mes, cientos de migrantes han quedado varados en las fronteras de Libia y Argelia, y se han difundido informes que documentan la implementación de campañas de expulsión por parte de las autoridades tunecinas a las zonas desérticas, donde la Media Luna Roja dijo que proporcionó agua, alimentos y otros suministros a 400 migrantes, aproximadamente una cuarta parte de los cuales son niños. La Media Luna Roja Libia, en alianza con UNICEF, lanzó un llamamiento humanitario urgente para ayudar a los refugiados en las fronteras de Túnez, diciendo que sufren una situación humanitaria crítica y viven en duras condiciones, además de necesitar alimentos y protección internacional.
Europa también es responsable de lo que viven los migrantes en esa región, dice la experta Jiménez. «Es cierto que el gobierno de Túnez está haciendo esto, pero esto es parte de todo el proceso de externalización en el que hemos estado involucrados en los últimos años».
A pesar de todos los acuerdos suscritos por Europa con países como Libia y Túnez y las estrictas medidas para frenar la migración irregular, se nota un aumento en la llegada de migrantes. Según datos de ACNUR, más de 36.000 migrantes llegaron a España, Italia y Malta entre enero y marzo de este año frente a los 18.000 que llegaron en el mismo periodo de 2022, convirtiéndose en la mayor cifra en más de cinco años.
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