Siria y España: entre dos guerras y dos dictaduras

Mientras en Siria, en Oriente, cumple una década la guerra devastadora que se niega a terminar, España, en Occidente, sigue reviviendo los recuerdos de su guerra civil (1936-1939). Mientras Bashar al-Assad sigue al frente de una Siria que heredó de su padre y que ha sumido al país en destrucción y muertes, Francisco Franco, el dictador de España, también sigue presente en la memoria española 45 años después de su fallecimiento.

Miles de víctimas civiles

 En España tuvieron lugar numerosas masacres durante la guerra. Una de ellas es la conocida como “La Desbandada”. Ocurrió el 8 de febrero de 1937 en la carretera de Málaga – Almería y en la que multitud de refugiados que abarrotaron la carretera en su huida a Almería fueron atacados y bombardeados por aviones alemanes e italianos aliados de Franco cuando este perdió la esperanza de vencer al gobierno republicano. Entre 3.000 y 5.000 civiles murieron. Uno de los testigos, el doctor Norman Bethune, la llamó “Doscientos kilómetros de miseria”.

La situación en Siria hoy en día es algo similar, aunque el número de masacres es aún mayor. La Red Siria para los Derechos Humanos estima que el número de víctimas en los barrios poblados como resultado de los bombardeos por parte de los aviones rusos alcanza los 6.589 civiles, entre ellos 2.005 niños y 969 mujeres. Contando solo desde que Rusia intervino con su aviación a petición de Bashar al-Assad, tras perder grandes zonas del territorio sirio a manos de la oposición (30 de septiembre de 2015) y hasta el 30 de septiembre de 2020. No obstante, el número de víctimas desde el comienzo de la guerra siria hasta ahora es mucho mayor que esa cifra. El Observatorio Siro lo estimó medio millón.

Alianzas por el poder

La alianza de Franco con Alemania e Italia fue el factor clave para controlar la sede del poder en España. También una gran oportunidad para Hitler y Mussolini, para probar su fuerza aérea bombardeando y matando a miles de españoles. Por su parte, recurrir a Rusia fue una jugada importante de Bashar al-Assad. Antes de la intervención rusa había perdido el control del 65% del territorio sirio. De igual modo, para Putin fue una gran oportunidad para poner a prueba su fuerza aérea bombardeando y matando también a miles de sirios.

Asedio de ciudades sirias y asedio de Madrid

Durante el año 1936 Francisco Franco quiso controlar Madrid, la sede del gobierno republicano. Junto con su ejército, la asedió por el suroeste mientras que Mola, uno de sus generales más destacados, lo hacía por el norte. Las batallas comenzaron con el bombardeo de la ciudad. Madrid estuvo sitiada durante más de dos años y la población civil se refugió en los túneles del metro para resguardarse de la metralla. Los alimentos eran muy escasos (pan y arroz) y los vecinos recurrieron a recetas alternativas como comer pan con pimienta o hacer tortilla con la piel de la naranja.

Lejos de Madrid y de ese 1936, en Siria después del 2011, el régimen de Bashar al-Assad también recurre al hambre y al hostigamiento para recuperar las ciudades que había perdido. Destaca el ataque de los barrios viejos como Al-Waer y Baba Amr en la ciudad de Homs. Otros ejemplos son el asedio de la histórica ciudad de Alepo, de Guta de Damasco y de Zabadani. La lista y las restricciones son largas. La entrada y salida de las ciudades que se pretenden recuperar están prohibidas. Los controles del ejército impiden la entrada de alimentos y suministros médicos, hasta el punto de que la gente muere de hambre. Hay decenas de videos de niños muriendo de hambre en esas zonas.

El escritor Walid al-Fares vivió día tras día el ataque a la ciudad de Homs. Así lo documentó en su libro “El gran asedio de Homs: 700 días de asedio” (solo disponible en árabe) donde cuenta que “la gente se comía las hojas de los árboles hasta que se acabaron y entonces comenzaron a sacrificar gatos, tortugas y ranas.”

Arrestos por parte de franquistas y “assadistas”

El régimen de Bashar al-Assad se vende como el salvador de Siria y como luchador contra el terrorismo mientras retiene a millones de sirios en sus cárceles. Las organizaciones de derechos humanos estiman el número de detenidos entre 2011 y 2020 en cerca de un millón. De estos, 150.000 son mujeres. Según las estadísticas del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, más de 105.290 asesinados fueron previamente torturados, entre ellos 125 menores y 64 mujeres. Debido a la falta de documentación solo se han podido sacar a la luz estas cifras, pero el mundo entero vio las imágenes filtradas por el fotógrafo “César” , que trabajaba en las cárceles de al-Assad antes de su huida a Estados Unidos, en las que se veía cómo algunas víctimas eran torturadas.

Los partidarios de Franco en España venden lo mismo que Bashar en Siria. Le atribuyen a él la creación de la Seguridad Social y la conservación del patrimonio cultural de España. Sin embargo, incluso después del fin de la guerra civil, tanto Franco como su gobierno continuaron arrestando a decenas de personas y convirtiendo instalaciones gubernamentales en cárceles y campos de concentración. En el año 1936 las cárceles estaban equipadas para un máximo de 150 o 200 mil prisioneros.

Más tarde, en menos de 3 años, se hizo necesaria la creación de nuevas instalaciones para cerca de 300.000 arrestados. En cuanto a la represión durante el régimen, los casos de torturas están bien documentados. Llegan incluso hasta la muerte de Franco en 1975. Algunos de los torturadores nunca fueron condenados por ello. 

Exilio de asilo sirio y español

La represión, los asesinatos y las detenciones siempre han obligado a la población a emigrar en masa. Esta situación es la que está teniendo lugar en Siria, debido a la guerra, y la que se dio de igual forma en España. Miles de españoles tuvieron que huir después de que Franco se hiciera con el control. Algunos emigraron a América Latina donde fueron bienvenidos y acogidos.

Por otro lado, cerca de medio millón de españoles hicieron frente a las malas condiciones de vida en Francia, donde muchos de ellos vivían en campos de refugiados y muchos de los varones y jóvenes fueron obligados a participar en la posterior Guerra Mundial. En 1975, tras la muerte de Franco, miles de refugiados españoles regresaron a España mientras que otros se establecieron en aquellos países donde fueron bienvenidos.

En cuanto Siria, el régimen de Bashar al-Assad obligó a más de 6 millones y medio de sirios a emigrar y a distribuirse en más de 126 países, entre los que destacan Turquía y Alemania. De esa cifra, solo 20.000 han ido a España. En 2011 tuvo lugar la primera oleada de refugiados que huyeron de la muerte y las detenciones a países vecinos como Jordania, el Líbano y Turquía.

Más tarde, tras la intervención rusa de 2015, tuvo lugar la mayor oleada de migraciones con destino a Europa, un viaje mortal a través del mar en el que miles de sirios perdieron la vida. Las estadísticas y las cifras no pudieron documentarlo, pero la foto de Aylan Kurdi es inmortal. En ella aparece el cuerpo de un niño hallado en la costa de Turquía, tras haberse ahogado en el mar mientras intentaba, junto con su familia, llegar a Europa en una embarcación.

El impacto de las guerras

Mientras tanto, la guerra siria no ha terminado y la situación se vuelve más complicada cada día. Sobre todo, con la expansión del conflicto internacional y con la presencia de países extranjeros en el territorio sirio. A pesar del declive de los frentes de combate en algunas zonas, la guerra contra el pueblo sirio continúa: la seguridad es pésima, se producen innumerables arrestos y los ciudadanos sirios tienen muy malas condiciones de vida. Más de 9,3 millones de sirios padecen inseguridad alimentaria, y más del 80% viven bajo el umbral de la pobreza.

Si bien los motivos por los que los refugiados españoles regresaron a su país son conocidos, el regreso de los refugiados a Siria se antoja imposible. Amnistía Internacional lo describe como “ir directo a la muerte” en su último informe titulado You’re going to your death (solo disponible en inglés). Este documenta una serie de violaciones cometidas por los servicios sirios de inteligencia, afiliados al régimen, contra 66 repatriados a Siria, entre los que había 13 menores. Amnistía Internacional también documentó cinco casos en los que los detenidos murieron bajo custodia tras su regreso a Siria. El destino de otras 17 personas continúa siendo desconocido.

Las comparaciones son largas e interminables. Las guerras son parecidas aunque el número de víctimas, los efectos y las consecuencias difieran. El lugar y la época cambian, pero los años pasan y mientras una guerra termina en un sitio, otra comienza en otro. Lo que permanece es un profundo dolor. Tanto en la supervivencia de aquellos en las prisiones, como en la huida de otros tantos que buscan refugio en lugares más seguros. Y este impacto en sus almas, a veces, es más duro que la propia guerra.

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