Safia Elaaddam: “Es necesario que las personas migrantes escribamos nuestra historia en primera persona”
Entrevistamos a la autora Safia El Addam sobre su novela Hija de inmigrantes, su activismo antirracista y qué supone ser “segunda generación”
Lunja vive entre dos mundos y dos culturas, se enfrenta a la pobreza y sufre racismo por ser afrodescendiente, su estado psicológico empeora. Nacida en la provincia española de Cataluña, de padres inmigrantes, Lunja es la protagonista de la novela Hija de inmigrantes (editorial Nube de Tinta), escrita por Safia Elaadam. La historia es la de muchas personas de “segunda generación” en España, que viven en la misma situación, entre dos mundos: entre el mundo y la cultura del país de origen y el mundo del país receptor.
Safia Elaaddam es activista social contra el racismo. Ha estudiado Filología y un Máster en Intervención Social y Atención a la Infancia. De ascendencia amazigh marroquí, nació en Tarragona, Cataluña, y aunque ha vivido toda su vida en España, no pudo obtener ni la nacionalidad española, ni el derecho a voto. Por todo ello, decidió liderar muchas campañas en defensa de los derechos de las personas migrantes. La más destacada fue «Te cedo mi voto«, que anima a gente que no quiere votar a ceder el voto a otra persona que quiere y no puede hacerlo.
Baynana habló con Safia Elaaddam mientras estaba en Madrid en el Espacio Afro para presentar su libro, que ya está en su tercera edición, sobre temas como la lucha de la segunda generación de inmigrantes contra la discriminación o la actividad antirracista de la escritora y las campañas que ha realizado.
Por fin, tu novela titulada ‘Hija de inmigrantes‘ ya ha visto la luz, ¿nos puedes hablar de esta obra?
La novela, Hija de inmigrantes, es una novela ficcionada basada en hechos reales de mi propia familia y de muchas hijas de inmigrantes en España, que nacen y crecen en un país que las rechaza por su origen. La novela pone sobre la mesa y tiene como hilo conductor la salud mental de las personas migrantes y las hijas de inmigrantes, que desde una edad muy temprana se tienen que enfrentar a situaciones de discriminación y de exclusión, y eso más adelante causa problemas en la salud mental. La protagonista de la novela empieza en una consulta con una psicóloga y a partir de ahí viajamos con ella y descubrimos los orígenes de sus problemas mentales.
Yo llevo bastante tiempo escribiendo y pensé que una novela era la mejor manera de explicar sin censurar muchísimas situaciones y poder llegar más lejos.
Estoy muy contenta sobre todo por la acogida que ha tenido, por cómo ha podido llegar a las hijas de inmigrantes y a las personas migrantes que han visto reconocidas sus vivencias, y a personas profesionales que tratan con la infancia y con la adolescencia y que quizá esta novela la puedan utilizar como herramienta.
¿La novela fue bien recibida por los inmigrantes o la sociedad española?
Había muchísima gente esperando y con ganas de que yo sacara algún libro. Creo que es necesario que las personas racializadas ylas personas migrantes escribamos nuestra historia en primera persona y hablemos de nuestras realidades en primera persona, porque así se evita lo que siempre se ha hecho, hablar por nosotras. Siempre se ha hablado por nosotros y se hace desde una visión paternalista y violenta y al final no se comprende realmente lo que queremos transmitir, y creo que con todos los libros que hay ahora de personas activistas, de personas racializadas y emigrantes, se acerca a la gente a una realidad más real.
En tu opinión, ¿cuáles son los problemas más destacados que sufre la segunda generación y cómo lucha contra la discriminación y por conseguir sus derechos en la sociedad española?
La verdad es que este es un problema muy grande que tenemos, porque al final en tu casa vives una cultura y, sin embargo, naces en un país o creces en un país que es una cultura totalmente diferente y opuesta y que además rechaza tu cultura de origen y tu lengua materna. Siempre lo digo, cuando un hijo de un francés habla francés y español, se aplaude y se habla de méritos, pero cuando a un hijo de inmigrantes arabófonos le hablan en alguna lengua africana, se intenta ridiculizar a esta persona y decir que no vale nada el otro idioma y que además esto es sinónimo de una mala integración.
Es luchar constantemente por reivindicar nuestra cultura materna y nuestra lengua materna y al principio creo que muchísimas nos encontramos con que rechazamos la cultura de nuestros padres, rechazamos el origen y la lengua. De alguna manera, siempre nos han hecho creer que es algo ridículo o menor o que no tiene tanta importancia, por eso al final lo acabamos asimilando. Y más adelante, creo que ahora está pasando mucho, nos empezamos a reconciliar con la cultura y la identidad de nuestro origen, intentamos convivir con ambas culturas. No necesito tener una etiqueta ni nada, soy Safia así, en España puedo ser española y puedo ser amazigh y también puedo ser africana.
La escritura de la novela no nació de repente, fue precedida por muchas actividades en las redes sociales, ¿qué nos cuentas de tu activismo?
Llevo bastante tiempo haciendo activismo contra el racismo institucional que hay en este país, con el que nos encontramos las personas migrantes e hijas de inmigrantes, ya no solo las personas migrantes, sino las que hemos nacido aquí, pero cuyos padres son inmigrantes. Entonces también heredamos este estatus legal y estos problemas institucionales. Sí que llevo trabajando en esto desde hace tiempo y empiezo a escribir estas situaciones que sufrimos, a denunciarlas y a relatarlas.
Muchísima gente que se siente identificada, muchísima gente que lo lee y a la que realmente le llega. Entonces me empiezo a dar cuenta de que aparte del activismo y de las campañas que llevaba a cabo, hay una cosa que se me da muy bien que es escribir nuestras vivencias y denunciarlas al mismo tiempo.
¿Cuál es la campaña más destacada que ha emprendido y qué resultados ha logrado sobre el terreno?
He lanzado varias campañas y creo que todas son necesarias. Empezando por reivindicar el derecho a voto de las personas migrantes y las personas hijas de inmigrantes que, pese a haber nacido en España o llevar tiempo residiendo en España, no tienen derecho a voto. Estamos hablando de millones de personas silenciadas que son objetivo de las campañas de publicidad de ciertos partidos políticos. En el siglo en el que estamos, en una supuesta democracia donde el derecho a votar es un derecho básico, universal y fundamental, si se les niega el derecho a voto, me parece que es una auténtica vergüenza. Esta campaña [“Te cedo mi voto”] está activada desde 2019 y con ella han podido votar miles de personas.
Después también detecté un problema con las citas de Extranjería porque las personas inmigrantes no pueden coger una cita en extranjería normal y corriente como la puede coger otra persona con DNI. No hay citas de Extranjería, las venden las mafias, las venden los abogados y muchísima gente no puede ir a tramitar los papeles, no pueden renovar el NIE, entonces se les bloquea el dinero en el banco, se quedan sin trabajo y es una problemática muy grave. Con la campaña lo que hacemos es captar voluntarios y que empiecen a buscar citas en diferentes horas de la noche, de la mañana, de la tarde, cada quien cuando pueda. Entonces la primera cita que cogemos se la damos a la persona que la necesita. Hasta ahora, hemos conseguido como 5.000 citas.
Hay muchas voces contra el racismo en España. ¿Qué opinas de la actividad de estos movimientos? ¿Cumplen bien su función?
A mí me alegra mucho saber que desde hace unos años estamos uniéndonos contra el racismo, creando plataformas, denunciando las situaciones que están ocurriendo. Creo que estas plataformas y personas activistas denunciamos y cogemos carrerilla para acabar con estas vulneraciones de derechos, pero nos topamos con una pared que nos devuelve otra vez para atrás, no nos deja avanzar. Se ha estancado todo un poco en el institucionalismo, en quedar bien, una institución pone solo a una persona de color y ya venden que han hecho todo el trabajo, cuando en realidad no han hecho nada. No nos basta solo con una foto con unas personas racializadas y ya está. Hay que ir al origen y cambiar las cosas desde la base, desde cero y creo que es lo que hace falta todavía. Es muy difícil, es la estrategia de Occidente, la estrategia de un sistema racista que no permite que lleguen a cambiar las cosas.
Creo que eso, de lo que antes no se hablaba casi nada y de repente, ha habido como un boom y se ha empezado hablar, pero llevamos años que se ha quedado ahí, no se ha avanzado más. Creo que el objetivo es mantenernos siempre en los márgenes, de que no lleguemos nunca más arriba.
¿Qué papel deben jugar las instituciones y organizaciones para resaltar la voz de los inmigrantes? ¿Y qué piensas de un proyecto como la revista Baynana, este proyecto que fue fundado por inmigrantes y al mismo tiempo se dirige a los inmigrantes?
Creo que estas organizaciones realmente se deben hacer eco de una lucha real. Creo que tienen que contar con personas racializadas inmigrantes en muchísimos espacios de las instituciones, en espacios políticos, en los que actualmente lo único que vemos es que ponen a una persona racializada y ya está, a ver si se calla la boca.
Por otro lado, un proyecto como Baynana me parece súper necesario y me parece súper potente que empiece a haber en revistas, espacios, medios autogestionados en los que las propias personas refugiadas y las propias personas migrantes sean las que decidan escribir, guiar, dirigir estas cosas. Se hace desde la vivencia, y no desde fuera.
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