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INICIODERECHOS

Ousmane Sylla regresó a su país en un ataúd antes de cumplir su sueño en Europa

Al menos 42 casos de muerte y suicidios en centros de detención de personas migrantes en Italia desde 1998. El último caso es el de Ousmane Sylla, quien terminó con su vida en Ponte Galeria en febrero de 2024 tras negársele atención a su salud mental. Su caso evidencia las condiciones en estos centros.

Aproximadamente a las ocho de la mañana del 14 de febrero de 2024, Maryam Sylla recibió la llamada de una amiga mientras limpiaba su casa en el pueblo de Forécariah, en la región guineana de Kindia. La amiga le dijo que había visto una foto de su hermano Ousmane en Facebook, pero sin darle más detalles. «Ella sabe lo importante que es Ousmane para mí», comenta Maryam.

La mujer intuyó que algo malo le había sucedido a su hermano. Inmediatamente localizó la publicación, donde se leía: “Una de las fotos del fallecido Ousmane Sylla en el centro de detención de Italia. Todavía estamos buscando a sus padres. Si tiene información, contáctame en el siguiente número”. Así descubrió que su hermano había muerto. Llamó al número que aparecía en la publicación para comprobar la información. La persona que le cogió el teléfono le confirmó la muerte y le expresó sus condolencias.

Ousmane, de 21 años, se había quitado la vida en el centro de detención y deportación de migrantes Ponte Galeria, en las afueras de Roma, el 4 de febrero de 2024. La noticia llegó a su familia diez días después.

El joven escribió algunas frases en francés en una pared del centro, cerca del lugar del suicidio, en lo que parecían ser sus ultimos mensajes: «Echo mucho de menos a África y a mi madre. Pido a Dios que tenga misericordia de mí. Si muero, quisiera que envíen mi cuerpo a África, así mi madre estará tranquila. Recen para que mi alma descanse en paz. A los militares italianos no les importa nada más que el dinero».

Las frases escritas por Ousmane Sylla en una pared del centro de detención de Ponte Galeria en Roma antes de su suicidio. Foto: Cedida por uno de los migrantes en el centro.

El suicidio de Ousmane desató el caos en Ponte Galeria. Sus compañeros comenzaron a gritar pidiendo ayuda al descubrir el cuerpo e intentaron reanimarlo sin éxito, según informó la agencia Associated Press (AP).

Los detenidos iniciaron un fuego, rompieron puertas y lanzaron piedras a las fuerzas de seguridad dentro de las instalaciones, lo que provocó la detención de 14 personas. Según un video facilitado por uno de los internos del centro a Baynana, estaban furiosos. Uno de ellos incluso intentó ahorcarse. Sus compañeros pudieron salvarlo.

El de Ousmane es el más reciente, pero no el único caso de suicidio o muerte registrado en Italia en algún Centro Permanente para la Repatriación, conocidos como CPR por sus siglas en italiano y que en la práctica son lugares de detención de personas migrantes. El libro Dietro le mura, publicado por la asociación Melting Pot Europa en 2022, recoge las muertes en estos centros de extranjeros desde 1998. Desde que aquel verano murió un migrante en el centro de detención de Caltanissetta, en el este de la isla de Sicilia, se han registrado al menos 41 muertes más en centros de repatriación italianos, 12 de ellas por suicidio.

En Ponte Galeria (Roma) —el centro donde se quitó la vida Ousmane—, el primer caso de suicidio ocurrió en 2006, de acuero con la información recopilada en el libro Dietro le mura: se trató de un joven bangladesí. En 2009 y 2012 se suicidaron otros dos migrantes en este centro. Ponte Galeria es el centro donde más personas han acabado con su vida, según los datos de Dietro le mura.

En cuanto a los fallecimientos que no se identifican como ‘suicidios’, hay causas como “sobredosis letales de sustancias psicoactivas”. Es el caso del tunecino Mohamed Ben Said (39 años) que murió en 1999 en el centro de Ponte Galeria. También hay decesos a causa de quemaduras, como pasó con otras seis personas, también procedentes de Túnez, en 2006 en el centro de Trapani (Sicilia).

Reconstruimos el suicidio de Osumane Sylla para intentar explicar qué es lo que llevó a un joven de 21 años a quitarse la vida tras llegar a Europa para cumplir su sueño. Además, arrojamos luz sobre las condiciones que viven las personas migrantes en los CPR.

Antes del suicidio 

Sin que nadie de su familia lo supiera, Ousmane Sylla, uno de seis hermanos —dos chicas y cuatro chicos—, dejó Guinea en junio de 2022, con un sueño: convertirse en cantante en Europa. Después de aproximadamente un año de viaje a través del desierto de Mali, Argelia y Túnez, y tras una peligrosa travesía marítima en un barco precario, el joven llegó a la isla de Lampedusa (Italia) el 29 de julio de 2023. Fue uno de los 157.651 migrantes que llegaron ese año a Italia por el Mediterráneo, de acuerdo con los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). 

Al llegar a Italia, Ousmane parecía contento. Un video obtenido por Baynana le muestra cantando en el muelle de Lampedusa mientras un colega suyo le grababa. El joven se rió cuando terminó de cantar.

Desde Lampedusa, Ousmane se dirigió a Ventimiglia, en la frontera con Francia, con la intención de entrar en este país y reunirse con un hermano que vivía allí, cuenta su hermana Maryam. Sin embargo, las autoridades francesas le negaron la entrada al país, según AP. En Ventimiglia, Ousmane afirmó ser menor de edad y fue trasladado a un centro de menores. Después, fue trasladado a otro centro en Cassino, un territorio entre Roma y Nápoles.

En las instalaciones de Cassino, donde se supone que debía recibir cuidado adecuado, Ousmane fue golpeado repetidamente por otros migrantes. A veces buscaba refugio entre los vecinos por sentirse inseguro, según contó su hermano Gabriel, residente en Francia, y corroboraron los vecinos y testigos del centro a AP. Su hermano informó a la agencia que Ousmane le había dicho que "estaba en peligro y rodeado de personas muy malas que querían hacerle daño".

Ousmane Sylla. Foto: Cedida por su hermana, Maryam Sylla.

La familia del joven en Guinea no estaba al tanto de todas estas circunstancias. El último contacto que tuvo Ousmane con su hermano Gabriel fue el 27 de septiembre y con Maryam el 7 de octubre. Un día antes de su última llamada con Maryam, Ousmane asistió a una reunión de un consejo municipal en un intento de pedir ayuda y levantó la mano varias veces para hablar, pero no le dieron la oportunidad, según un video de la reunión publicado por AP. Al final de la reunión, Ousmane consiguió la atención de la concejala local Laura Borrachio.

Borrachio dijo a AP que Ousmane levantó su camisa para mostrarle los moratones que tenía debido a peleas en el centro. El jovén admitió que no era menor de edad y que quería ser trasladado a otro lugar, gritando: "Por favor, quiero volver a mi país. Hay gente mala en Italia y no quiero quedarme aquí más tiempo".

Pocos días después, el 14 de octubre, el chico fue trasladado al CPR de Trapani tras recibir una orden de expulsión un día antes. Ante las difíciles circunstancias, Ousmane no pudo soportar más y su objetivo se convirtió en regresar a su país en lugar de perseguir su sueño en Europa. Pero esto no fue posible,  por la inexistencia de un acuerdo de deportación entre Italia y Guinea. Cuando esto ocurre, los migrantes acaban saliendo de los centros de repatriación con una orden de expulsión y sin apenas posibilidades de adaptación.

El abogado Giuseppe Caradonna, especializado en migración y asilo, ha llevado diversos casos en el centro de Trapani. Intentó llevar también el caso de Ousmane y reunirse con él en Trapani. Fue informado por los trabajadores del centro de que "el detenido no era manejable y estaba fuera de sí, por lo que no podía hablar". Caradonna desistió de su intento, según informó a Baynana.

Sin embargo, pocos días después el abogado recibió otro mensaje de los trabajadores del CPR de Trapani, que le comentaron que la situación era “insostenible”. El letrado pidió un informe psicológico sobre Ousmane, al que Baynana ha tenido acceso, que describe su estado de ánimo como “constantemente tenso y perturbado, con pocas palabras y una única insistencia, regresar a África”. 

El informe señala que Ousmane mostraba rebeldía y comportamiento “agresivo”, no cooperaba con los demás residentes ni con los trabajadores del centro, lo que llevó a una actitud hostil hacia él. El escrito psicológico recoge el testimonio de Ousmane, que cuenta que en el centro de Cassino fue golpeado por un residente tunecino a instancias de la directora del centro porque su afición por el canto no estaba bien vista por los demás residentes. Este incidente le impulsó a acudir al Ayuntamiento para presentar una queja, creyendo que era una comisaría de policía, de acuerdo con el informe.

Según mensajes de voz obtenidos por AP, la directora del centro de Cassino, Rossella Compagna, insultaba a los residentes, llamándolos "problemáticos" y amenazándolos con castigarlos o expulsarlos a la calle. Sin embargo, Compagna dijo que el centro la necesitaba y que cada migrante en el centro generaba ingresos del gobierno.

La psicóloga recomendaba en su informe trasladar a Ousmane a una instalación más adecuada para sus necesidades: apoyo y una supervisión más estricta de los problemas presentados.

El 14 de noviembre, el abogado Caradonna envió el informe a la comisaría de Trapani para solicitar el traslado de Ousmane a un lugar más adecuado, argumentando que "se comportaba de una manera completamente incompatible con las condiciones del centro, probablemente debido a trastornos psicológicos causados por experiencias traumáticas".

Un día después de la solicitud del abogado, la jefatura de policía de Trapani respondió negando el traslado de Ousmane. En el escrito, la comisaría afirma que “el joven estaba detenido según un decreto de expulsión y había ingresado con un certificado de salud adecuado que confirmaba su capacidad para vivir en una comunidad cerrada”. Además, el documento de respuesta, revisado por Baynana, también expone que "se ordenó una consulta psicológica específica por parte del personal de salud mental del centro, la cual no reveló ningún problema que requiriera su liberación en ese momento".

Una fuente familiarizada con el caso cuenta que “en Trapani se le dieron pastillas sedantes del tipo neuropático, que se administran a quienes sufren de esquizofrenia y trastorno bipolar, lo que le causó efectos secundarios”. La fuente indica que se esperan los resultados del análisis toxicológico que se está realizando en la orina, el cabello y la sangre de Ousmane para determinar si se le administró tratamiento para los efectos secundarios o no, además de detectar sustancias en la sangre. “Este tipo de pastillas se les da a muchos jóvenes dentro de los CPR”, señala. 

Ponte Galeria: La última parada

El pasado 22 de enero, un grupo de personas migrantes provocaron dos incendios en el centro de Trapani. Gran parte de la instalación quedó inutilizable, según informaron los medios italianos. A raíz de este suceso, los migrantes fueron transferidos a otros centros. Así, Ousmane llegó al CPR de Ponte Galeria, a 24 kilómetros de Roma.

El CPR de Ponte Galeria es una gran estructura gris imposible de contemplar desde la cercanía: una valla, unos tres metros de carretera, un muro de tres o cuatro metros de altura, luego dos metros más de carretera y una alta valla metálica separa a los transeúntes del interior del centro. La vegetación que lo rodea está llena de ropa, artículos de higiene personal y bolsas. En solo diez minutos, cinco camiones del ejército, la policía y las fuerzas armadas salen de un complejo que alberga varios edificios grises que se asemejan a cárceles convencionales.

Vista de Ponte Galeria, CPR de Roma. Foto: Marta Nevot

En Italia hay en total diez centros de repatriación. Una de las últimas medidas tomadas por el gobierno de Meloni en la cuestión migratoria es aumentar el número de centros para extranjeros. El pasado mes de noviembre, la primera ministra italiana y su homólogo albanés, Edi Rama, firmaron una alianza para la construcción de dos edificaciones en Albania. Se trata de un centro de primera acogida y un CPR con el mismo modelo que tienen los que están en territorio italiano. Entre los dos tienen capacidad para 3.000 personas al mes y estarán regidos por las leyes italianas. 

La semana pasada, en una rueda de prensa de los dos primeros ministros en Albania, Meloni anunció que los centros estarán operativos a partir del 1 de agosto, y defendió su nueva medida ante las críticas de las ONG’s y la oposición: “Podemos decir con orgullo que hace unas semanas aproximadamente 15 de las 27 naciones europeas, por lo tanto, la mayoría de los estados miembros de la Unión Europea, firmaron y enviaron un llamamiento a la Comisión Europea sobre la inmigración para pedir, entre otras cosas, que la Unión siga el modelo italiano del acuerdo con Albania”.

En un documento publicado en marzo de 2023 por Garante Nazionale dei diritti delle persone private di libertà, —un organismo estatal independiente que supervisa y visita los lugares de privación de libertad—, después de visitar diferentes CPR en Italia, se expone lo siguiente: “En general, las condiciones materiales de los lugares visitados parecen muy críticas y degradadas tanto desde el punto de vista del mantenimiento como higiénico: los lugares de descanso carecen de elementos de mobiliario y el equipamiento para el descanso nocturno, como colchones y ropa de cama, que en muchos casos estaba en pésimas condiciones de conservación e higiene. Aún más graves son las condiciones de los baños en la mayoría de las estructuras visitadas: ruinosas y caracterizadas por negligencia y suciedad generalizada.” 

El abogado Caradonna describe el CPR como "inhumano", y afirma: "Las condiciones son realmente terribles para las personas allí, ya que no hay actividades para socializar a los detenidos. En mi opinión, es peor que una prisión. En la cárcel al menos hay proyectos, programas y entrenamientos, mientras que en estos centros todo eso falta. La situación es muy trágica para cualquier persona que termina allí y es detenida sin haber cometido ningún delito". Youssef Mubarak (nombre ficticio para proteger la identidad de un migrante argelino que estuvo en el CPR de Ponte Galeria) subraya las afirmaciones del letrado Caradonna sobre las condiciones y concluye: “No había ninguna actividad como jugar al fútbol o aprender italiano. En cuanto a la comida, creo que los animales tienen mejor comida que esa”.

Baynana ha preguntado al Ministerio del Interior italiano sobre su versión de los hechos así como por las condiciones de vida en el interior de los centros, sin obtener respuesta.

Además, no se pueden usar teléfonos móviles dentro de los CPR. Posteriormente, se permitió el uso de teléfonos móviles sin cámara. A menudo, los migrantes se autolesionan para ser trasladados fuera del centro. Esto fue lo que le sucedió al argelino Youssef Mubara quien entró a Ponte Galeria el pasado 20 de diciembre. Se rompió una pierna intencionadamente y salió del centro tres días antes de la muerte de Ousmane.

A través de una llamada telefónica para este reportaje, Mubarak expresa que "cuando entré al centro, era un infierno" . Este joven tuvo que salir de Argelia por la persecución política tras haber participado en protestas contra el Gobierno en 2019 y eligió Italia porque allí tiene familia.

Preguntado por la vida en el CPR, el joven señala que “la administración del centro daba pastillas tranquilizantes a los jóvenes”. Un testimonio que coincide con la experiencia que tuvo Ousmane, de acuerdo a la información proporcionada por una fuente cercana. 

Ousmane se suicidó en el centro de Roma el 4 de febrero, aunque las versiones sobre el incidente varían. Mubarak dice que había coincidido con Ousmane varias veces en el centro. “Era normal”, describe. Este joven afirma que “amenazar con un suicidio es una estrategia que los jóvenes en el centro a veces usan para enviar un mensaje al personal de que están en una situación desesperada y así ser liberados”.

"Tenía un sueño y le gustaba cantar. Vimos videos suyos cantando en Lampedusa", cuenta Mubarak. El joven cree que la intención de Ousmane no era morir. 

Sylla regresó a su país en un ataúd. El 9 de abril, en Ramadán, su familia recibió su cuerpo como él quería, y lo enterraron al lado de su padre. 

Editado por Maribel Izcue 

Authors

  • Okba Mohammad

    Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana

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  • Marta Nevot

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Okba Mohammad

Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana
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