Un nuevo ciclo de muerte en Siria, el más violento desde la caída de Asad
Cientos de muertos en enfrentamientos entre los remanentes del régimen de Asad y las fuerzas de la nueva administración en la costa siria, con violaciones y asesinatos de civiles en un clima de tensión sectaria

Han pasado tres meses desde la caída del régimen de Asad en Siria el 8 de diciembre de 2024, dejando atrás una estabilidad frágil y una relativa calma. Esto se hizo evidente en los últimos tres días, cuando el contador de muertos comenzó a marcar nuevamente. En la región costera siria, según datos —no definitivos— de la Red Siria de Derechos Humanos (RSDH), más de 642 personas fueron asesinadas desde el 6 de marzo de 2025 hasta la publicación de este artículo.
Según la documentación de la Red, “los remanentes de Asad fueron responsables de la muerte de 167 miembros de la policía y seguridad y 148 civiles, mientras que 327 personas, tanto civiles como militares desarmados, fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad y los grupos aliados”.
El ciclo de violencia comenzó el 6 de marzo, cuando una unidad de la Seguridad General de la nueva administración siria fue atacada en una emboscada tendida por elementos de los remanentes del régimen de Asad en Latakia, en la región costera. Como resultado, 13 miembros fueron asesinados. Los grupos de estos remanentes difundieron un vídeo en las redes sociales mostrando las escenas de los cadáveres, mientras el camarógrafo gritaba consignas sectarias.
Al principio, parecía un ataque rápido que terminó con la muerte de los agentes, pero pronto se descubrió que era una rebelión armada a gran escala por parte de grupos que anteriormente pertenecían al régimen de Asad. Esto se manifestó en varias emboscadas y bloqueos a unidades de la Seguridad General de la nueva administración en las carreteras que conducen a los centros urbanos de la costa como Latakia, Tartús y Banyas.
Además, los remanentes tomaron el colegio naval en Jableh (Latakia), otros puntos de seguridad y varias instalaciones civiles. Durante esos ataques, decenas de miembros de la seguridad fueron asesinados, y los cadáveres de algunos de ellos fueron quemados, según los vídeos e imágenes difundidos por periodistas sirios en el terreno. También se encontró una fosa común en uno de los valles de la ciudad de Qardaha, que contenía varios cuerpos de miembros de la Seguridad General, según SANA.
Según la información publicada por Al Jazeera, citando fuentes de seguridad, las personas responsables de estos movimientos son quienes se autodenominaron el «Consejo Militar de Siria», formado por el coronel Ghiath Suleiman Dala, un alto oficial de la Cuarta División que era comandada por Maher Al Asad. Este coronel ha ampliado su influencia y se ha aliado con líderes prominentes del ejército del régimen anterior, participando en varias campañas militares en diversas áreas de Siria junto con milicias iraníes.
Al Jazeera indica que Bashar Al Asad está al tanto de la coordinación entre estos grupos armados, que, según los informes, reciben apoyo financiero de Hezbolá y milicias iraquíes, además de facilidades logísticas por parte de las Fuerzas Democráticas Sirias, que controlan el noreste de Siria. Señala que estas operaciones están siendo supervisadas por un país extranjero, aunque aún no se ha mencionado su nombre.
El incidente provocó una gran indignación popular. Los residentes comenzaron a salir a manifestarse en la mayoría de las ciudades sirias para condenar lo sucedido y mostrar su apoyo a la nueva administración siria. Al mismo tiempo el gobierno de Damasco empezó a enviar columnas militares con miles de efectivos armados con armas pesadas y medianas desde diferentes provincias sirias hacia la costa.
Al día siguiente, el 6 de marzo, la situación se volvió aún más sangrienta, ya que los medios de comunicación y las organizaciones de derechos humanos informaron sobre la muerte de más de 100 miembros de la Seguridad General. En paralelo, comenzaron a llegar noticias de asesinatos indiscriminados de civiles de diferentes facciones en conflicto.
Víctimas civiles
Baynana documentó obituarios en las redes sociales publicados por los residentes de las zonas costeras. Samir Haidar, originario de Tartus, escribió en su cuenta de Facebook: «Mataron a mi segundo hermano, de 74 años, y a su hijo, que era maestro. A principios de los ochenta, mi familia entregó a cuatro detenidos, y ahora tenemos tres mártires».
La escritora siria opositora al régimen de Asad, Hanadi Zahloot, también rindió homenaje a sus tres hermanos a través de las redes sociales, quienes fueron sacados de sus casas y ejecutados. Apareció visiblemente afectada en una entrevista televisiva, durante la cual expresó su pesar por las víctimas sirias del aparato de seguridad, así como por sus tres hermanos y los hijos de su pueblo, el pueblo de Sannoubar en Jableh.
Zahloot, quien fue prisionera del régimen de Asad y ahora vive en Francia, ha afirmado que quiere que la sangre derramada en su pueblo y de sus familiares sea la última sangre siria que se derrame. La mujer ha expresado que recuperar la confianza en las nuevas fuerzas de seguridad se lograría abriendo una investigación sobre las violaciones cometidas por lo que llamó «facciones» y aplicando el principio de rendición de cuentas, lo cual considera «una demanda que nos devolverá como sirios el sueño de construir un estado fuerte».
La mujer ha recordado las masacres cometidas por Asad en los últimos años, señalando que la esperanza era curar sus heridas tras la caída del régimen, no curar las heridas de nuevas masacres.
El director de la Red Siria de Derechos Humanos, Fadel Abdul Ghani, ha expresado su pesar porque la campaña lanzada por las fuerzas de seguridad contra estos remanentes del régimen fue acompañada de ejecuciones masivas de civiles, dejando los cadáveres en las calles.
Abdul Ghani explica que su red ha registrado 40 civiles ejecutados en la aldea de Al-Mukhtariya en un solo sitio, 10 civiles en la ciudad de Al-Haffa, 10 más en la aldea de Arza y 5 en el barrio de Bustan Al-Fandara. Además de documentar ejecuciones de familias en el barrio de Al-Qusur en Banias. Así, el total de víctimas civiles (y combatientes desarmados) que fueron asesinados por las fuerzas de seguridad y los grupos armados aliados asciende a 327 hasta el momento de la publicación de este artículo.
Abdul Ghani ha expresado su asombro y pesar por lo sucedido, ya que las fuerzas que liberaron desde Alepo hasta Damasco “no mataron a un solo civil”, en referencia a la ofensiva del 27 de noviembre de 2024 que derrocó el régimen de Asad.
«Las autoridades cometieron un error al incorporar a grupos armados descontrolados y permitirles ingresar a las zonas de la costa para enfrentar los ataques de los remanentes del Asad. La mayoría de las violaciones fueron cometidas por estos grupos», comenta a Baynana, Abdul Ghani.
Pasos y medidas
Ahmad Al-Shara, presidente de la fase de transición, ha salido 24 horas después de que estallaran las tensiones en la costa dirigiéndose a los remanentes del régimen anterior con un tono severo. Luego, subrayó la importancia de proteger a los habitantes enfatizando el deber de salvarlos y mantener su seguridad.
En relación con los abusos y crímenes contra los civiles, dijo: «Insto a todas las fuerzas que se han unido a los puntos de enfrentamiento a someterse completamente a los líderes militares y de seguridad en el lugar, y a evacuar los puntos de inmediato para poder controlar los abusos ocurridos, para que las fuerzas militares y de seguridad puedan continuar con su trabajo de la mejor manera posible».
Por la mañana, el 7 de marzo, la agencia de noticias siria oficial SANA citó al Ministerio de Defensa del gobierno interino, que anunció el cierre de las carreteras que conducen a la zona costera, con el fin de controlar las violaciones, prevenir los abusos y devolver gradualmente la estabilidad a la región. También se formó un comité de emergencia para monitorear las violaciones y referir a la corte militar a aquellos que no cumplieron con las instrucciones de la dirección durante la última operación militar y de seguridad.
Horas después, las fuerzas de seguridad se desplegaron en varias zonas de la costa para tomar medidas sobre el terreno. El director de la RSDH considera que estas medidas llegaron tarde, aunque las calificó como “positivas”, señalando que el hecho de que las autoridades reconocieran que responsabilizarían a estos grupos descontrolados también era un buen paso. Sin embargo, las consideró insuficientes, ya que debería haber investigaciones, comunicación con las víctimas y sus familiares, disculpas y compensaciones.
Los líderes religiosos y civiles de la comunidad alauita en Latakia emitieron un comunicado conjunto en el que subrayaron la necesidad de responsabilizar a todos los responsables de los crímenes cometidos por todas las partes y de concentrar las armas en manos del Estado para garantizar la seguridad y estabilidad.
La presidencia siria ha anunciado la creación de un comité nacional independiente para investigar los incidentes ocurridos en la costa siria. La decisión, tomada el 9 de marzo, busca esclarecer los hechos y garantizar la paz civil, con el objetivo de identificar a los responsables, según menciona en el comunicado. Además investigará las violaciones contra los civiles, los ataques a instituciones públicas y a las fuerzas de seguridad.
Condenas y desafíos
La Unión Europea condenó firmemente los recientes ataques de fuerzas leales a Asad contra el gobierno interino en la costa siria, así como todos los actos de violencia contra civiles. También destacó la importancia de proteger a los civiles en todo momento, respetando el derecho internacional humanitario.
La Unión Europea instó a todos los actores externos a respetar la soberanía, unidad e integridad territorial de Siria, y rechazó cualquier intento de desestabilizar el país o de obstaculizar una transición pacífica e inclusiva para todos los sirios.
Varios ministerios de Asuntos Exteriores de países árabes, como Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, entre otros, habían insistido en la necesidad de mantener la unidad territorial de Siria y solidarizarse con el gobierno para preservar la seguridad y estabilidad.
Siria, un país agotado por casi 14 años de guerra, sigue atrapado en un ciclo de violencia, desafíos constantes y tensiones sectarias, enfrentando una realidad compleja cuyos contornos aún no están claros. Mientras continúan las operaciones de seguridad en la costa siria para perseguir a los remanentes del régimen anterior, se enviaron refuerzos militares a Deir Ezzor con el fin de asegurar la frontera con Irak y evitar el regreso de las milicias leales al régimen derrocado al interior de Siria.
En el sur del país, la preocupación crece por la infiltración israelí en la zona de amortiguamiento de Daraa y Quneitra desde la caída de Asad, con su presencia en varios puntos y amenazas continuas. En el noreste, siguen las negociaciones entre las facciones kurdas y la administración siria para encontrar una fórmula consensuada que garantice la estabilidad en esa parte del país y evite una nueva guerra.
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