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Llegar a la península: un sueño peligroso

¿Qué fue de aquellos chicos que entraron por Ceuta en mayo de 2021? Baynana habla con uno de los que llegó, pero su odisea continúa.

Youssef  Magrebi dijo que quería ir a Madrid para entrar en el centro de menores. Su principal objetivo era recibir la atención médica –la misma que no recibió en Ceuta–, porque sufría de enfermedades causadas por la falta de higiene y largas estancias en la calle. También para tratar de resolver su situación legal.

El joven decidió ocultar su identidad para garantizar su seguridad. Tiene 15 años y es de Castillejos (Marruecos). Es uno de los miles que entraron a la ciudad de Ceuta nadando tras el estallido de la crisis diplomática entre España y Marruecos, en mayo de este año. De la calle lo protegen, como a muchos de sus compañeros.

Youssef se acerca con su amigo Sufien a la mesa donde Joanna Fernández, voluntaria Maakum (un grupo social que trata con jóvenes migrantes y menores que viven en las calles de Ceuta) está sentada. Están en la terraza de un restaurante marroquí cerca del puerto de Algeciras. Se saludan. En este lugar otros chicos marroquíes están sentados bebiendo té y charlando. El joven tiembla de frío, llevando sólo su dolorosa historia y sintiendo la alegría de poder entrar en Algeciras desde Ceuta después de tantos intentos de cruzar.

En los últimos seis meses, Youssef ha hecho numerosos intentos de entrar en el puerto de Ceuta con vistas a cruzar hacia la península escondido en el fondo del camión y permaneciendo durante largas horas de travesía.

El joven Youssef Magrebí enfrente del puerto de Algeciras / Okba Mohammad

«Estaba buscando algo de comer cuando mi amigo me dijo que había una oportunidad de colarme en el puerto. Así que me fui, siendo capaz de colarme en la primera parte del puerto», relata. Como los guardias no se enteraron, Youssef tuvo acceso a la otra zona del puerto, que es donde están los camiones.

«Me quedé atascado bajo el camión, y el viaje duró unas 10 horas hasta que llegué al puerto en la península. Los guardias me arrestaron y me llevaron al centro de menores. Luego, me escapé», cuenta el joven en la entrevista con Baynana desde el puerto de Algeciras.

Entrar en la península escondidos en los bajos de los camiones de transporte internacional que se dirigen desde Ceuta a la orilla norte del perímetro de Gibraltar-Algeciras, donde se encuentra, no es un método nuevo. El sueño de llegar a la península es tan popular entre los jóvenes marroquíes, que ya tienen incluso una palabra específica para referirse a esto: «hacer el riski«.

 Muchos jóvenes migrantes menores de edad llegan a la Península desde hace unos 20 años. Con el objetivo de continuar su ruta hacia otras ciudades españolas, evitando ser detectados por los propietarios de los camiones o la Guardia Civil en el puerto.

A veces, este peligroso método de transporte puede llevar a la muerte. En 2019, un niño marroquí de 15 años murió en un accidente mientras trataba de meterse bajo un camión en el muelle de Poniente en la ciudad portuaria de Ceuta. En un incidente similar el mismo año otro chico marroquí llamado Omar, de 16 años, falleció después de ser atropellado por un conductor de camión mientras intentaba infiltrarse.

Un joven marroqui abajo de un camión en 2018. Fotografía tomada por otro jóven de forma anónima para el proyecto fotográfico Nepantla.

El joven Youssef logró lo que había estado buscando durante meses después de entrar con éxito en la península el 12 de noviembre de 2021. Ahora su odisea continúa porque tiene un largo viaje hasta Madrid.

Habiéndolo intentado una vez, sin éxito, ahora parece más decidido a seguir alcanzando su objetivo. Eso lo llevó a dejar Marruecos y arriesgar su vida para llegar a España. Para buscarse la vida y ayudar a su familia, según explica.

Consecuencias de vivir en la calle

Durante su estancia en la calle, dice Youssef que fue golpeado por la Guardia Civil en Ceuta. Un oficial se le acercó y le golpeó en la espalda mientras estaba sentado al lado del puerto, acorde con el joven.

Sin embargo, la dureza de su viaje se resume en una imagen. Mientras está sentado con su amigo y Joanna, el joven descubre la pierna y muestra las lesiones por enfermedades en la piel que contrajo mientras vivía en las calles de Ceuta. Debido a la falta de atención médica durante el tiempo que estuvo viviendo en la calle.  

Youssef Magrebí muestra los efectos de su enfermedad de la piel / Foto: Okba Mohammad.

Joanna Fernández, voluntaria de Maakun, dice que en varias partes de Ceuta hay alrededor de 100 niños. Sin ningún tipo de protección y cuidado, son vulnerables, están enfermos y son incapaces de ir a un médico porque no están registrados. “El Gobierno no ha implementado ningún proyecto y estos chicos han sido abandonados”, denuncia. 

Estos niños prefieren permanecer en la calle antes que ir a refugios provisionales. Construidos por el Gobierno, debido a las violaciones que se cometen allí contra ellos, así como la falta de atención y el riesgo de una repatriación forzosa. Estos centros son barracones de metal. Los jóvenes consideran que su estancia en la calle es temporal y terminará cuando lleguen a la península, explica Fernández.

«El abuso de menores que viven en la calle, directa o indirectamente, y la violación de sus derechos, es difícil. Todas estas cosas te dan la fuerza para avanzar y tratar de cambiar”, añade la voluntaria.

Una ex-empleada del Centro de menores SAMU (creado por el gobierno de Ceuta el julio pasado), que prefiere mantener el anonimato, explica a Baynana que docenas de niños en los refugios para menores tienen enfermedades de la piel. Incluyendo sarna, hongos y otras que no pueden tratar porque no pueden ver a un médico. Debido a esta situación, muchos chicos escapan de los centros.

A las preguntas de Baynana sobre este problema, la oficina de prensa del gobierno de Ceuta responde que los 420 menores acogidos en la ciudad actualmente «no tienen problemas de higiene, y tienen a su disposición atención sanitaria». También señala que «estamos hablando de niños que están en centros de atención y no de los que viven en la calle». El Gobierno ceutí no responde a las preguntas de este medio sobre si hay algún plan o medida en marcha para solucionar los problemas de salubridad que padecen los menores acogidos y en situación de calle.

No quieren volver 

Antes de llegar a la edad adulta, muchos niños huyen de Marruecos a España en busca de trabajo decente, oportunidades y educación. Uno de cada tres menores sufre violencia física y abusos en su país de origen. En algunos casos, se trata de víctimas de explotación laboral y trata. Así lo muestra una investigación de Save The Children publicada el 16 de noviembre.

Este gráfico muestra las estadísticas de los menores no acompañados que afirman haber sido objeto de violencia física. Los que no quieren regresar a Marruecos, así como el número de personas que proceden de las zonas fronterizas de Ceuta, a saber, Tetuán, Castillejos y Al Madiq.

En el momento de la publicación de este reportaje, Baynana no pudo verificar el destino de Youssef. Ni si había llegado a Madrid, si todavía estaba en la península o si había sido reingresado al centro de menores.

كاتب

  • Okba Mohammad

    Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana

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Okba Mohammad

Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana
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