El combate contra el racismo es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. Está en la calle, en las instituciones y, sobre todo, en Internet. Pero entre los ataques que todos los días se vierten en las redes sociales hay un colectivo que acapara las mentiras y publicaciones más graves: los menores extranjeros no acompañados. Aunque en España el número de niños que migraron solos no supera los 10.000, son el blanco predilecto de los discursos de odio en la red.
Así lo revela el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE) en su último boletín que analiza los discursos de odio en las redes sociales entre los meses de entre julio y agosto de este año. El documento concluye que los discursos contra los menores inmigrantes acapararon un 30% de las declaraciones de odio. Se trata de 13 puntos más que en mayo y junio. Ese dato solo lo superan los discursos anti-inmigración, que también los incluyen, con un 30,8%.
Ismail El Majdoubi ha pasado años en España sufriendo estos ataques. “El responsable de este discurso es el Estado que, básicamente, ha institucionalizado políticas racistas”. El Majdoubi llegó a Ceuta cuando tenía 16 años desde su pueblo de Castillejos, fronterizo con España. Ahí, los niños conviven con el sueño de la emigración. Pero, la mirada de los niños que migran siempre va más allá de Ceuta: el objetivo es cruzar a la Península. Lo han hecho y continúan en ello miles de menores. El Majdoubi lo hizo por el puerto, debajo de un camión. Dice: “Este proceso se llama el ‘riski’ y está tomado del francés ‘risque’, que significa riesgo. No estaba solo, había cientos de niños cuyo objetivo era cruzar a Algeciras, escondidos bajo estos camiones, en un trayecto”.
Él lo consiguió. Más adelante, suspiró aliviado tras su llegada a Madrid, después de pasar por siete centros para menores en Andalucía. “Al final estamos aquí, he conseguido algo con lo que soñé”, dice.
Cuando El Majdoubi cumplió la mayoría de edad -dos años después de su llegada a España- se enfrentó al momento más duro para estos menores, el que suele complicarles aún más la vida: salir del centro. Si bien El Majdoubi había comenzado a formarse en electrónica (había completado el primero de dos años de formación), era igualmente probable que se encontrara en la calle como miles de menores antes que él. Al final acabó en un centro de la Fundación CIPEM que le aseguró un empleo hasta lograr hacer realidad su sueño de emanciparse.
El Majdoubi trabaja ahora como mediador social entre culturas en Cruz Roja. Al mismo tiempo, es fundador y portavoz del grupo Ex Menas, que atiende y defiende los derechos de los menores migrantes no acompañados. Con ello realiza una gran labor política y social para revertir la opinión pública y poder cambiar las leyes relativas a los menores y los centros que los acogen.
Luchan contra el discurso de odio con su éxito
Un gran número como El Majdoubi, menores de dieciocho años, se ven inmersos en una realidad de conflicto ante su complicado presente e incierto futuro. Acaban intentando cruzar el Mediterráneo e incluso el Atlántico para llegar a España. Vienen de todo el continente africano, aunque, según el informe de la Asociación Pro Derechos Humanos Andalucía (APDHA), el 71% son de Marruecos.
Con desembarcar en España, estos menores se imaginan un futuro mejor. Pero la realidad con la que se encuentran es mucho más difícil de lo que esperaban. Como ocurrió con algunos de los niños de Ceuta, es posible que unos pocos sean repatriados, pero la inmensa mayoría se quedará en España. En muchos casos, sufriendo en los centros de menores en los que acabarán acogidos. Se quejan de falta de apoyo, actividades, formación y buena acogida. La mayoría sale de ellos sin documentar siquiera. A la exclusión social a la que se exponen, se suma la estigmatización y la criminalización en las campañas electorales, lideradas por los partidos de extrema derecha. A pesar de todos estos obstáculos, muchos de ellos logran establecerse en España, convirtiéndose en miembros independientes y activos de la sociedad y sin depender de ayudas gubernamentales.
Elouali Al-Charafi Aarab es uno de estos ejemplos. Vino a España en 1999, cuando tenía 17 años. La policía le identificó como menor no acompañado. Fue trasladado a centros de menores. Allí aprendió español y realizó varias formaciones. En menos de dos años, con la ayuda de supervisores de los centros, logró independizarse e iniciar su vida laboral.
Al-Charafi trabaja hoy como presidente de la Asociación al afaq lanza en Canarias y en otras asociaciones. Él mismo, con sus compañeros, ha hablado con políticos sobre migración y racismo social e institucional. Dice haber encontrado tanto entendimiento y comprensión en sus palabras por parte de unos, como rechazo y cierre de puertas por parte de otros.
El discurso de odio va en aumento y criminalización injustificada
Al-Charafi lamenta el creciente discurso de odio contra los menores extranjeros. Especialmente con la aparición de un partido de extrema derecha, que usa rumores y mentiras para difundir este tipo de narrativa. Especialmente por Internet, pero también en lugares públicos y a pie de calle. Al-Charafi explica: “Hay mucha gente aquí que escucha los discursos racistas de estos partidos y piensa que son ciertos. Pero el inmigrante, en realidad, está buscando nuevas oportunidades y una nueva vida. Viene por eso, no por lo que se está promoviendo. Creemos que la migración es un derecho humano. Cualquiera debería poder hacerlo en completa libertad”.
“El discurso de odio contra los menores inmigrantes en España no se había visto en el pasado como lo estamos viviendo estos últimos años”, dice Al-Charafim.
El informe anual de la Fiscalía, publicado a finales de septiembre, advirtió sobre la preocupante criminalización de los menores extranjeros no acompañados de manera injustificada y discriminatoria. Se les responsabiliza por la inseguridad y la delincuencia, lo que deriva en actos de hostigamiento que alcanzan la hostilidad y violencia contra ellos.
En el informe, los fiscales expresaron preocupación por la difusión de información falsa sobre la asociación de menores migrantes con un aumento de la delincuencia. Se debe tener siempre presente la vulnerabilidad implícita de estos niños como extranjeros, acentuada aún más por la falta de raíces personales y familiares.
El ya mayor de edad El Majdoubi responde diciendo: “La principal razón que contribuye a que los menores sean vulnerables al crimen o la experimentación con drogas y ser un peligro para la sociedad son las leyes migratorias vigentes- Dejan a estos niños en una etapa temprana de sus vidas, incluso en las situaciones más peligrosas. Lo que necesitan es ayuda, orientación y dirección”.
Por su parte, Al-Charafi, que llegó a España procedente de Marruecos por vía marítima hace más de veinte años y hoy ostenta la ciudadanía española, asegura: “Sufrí durante largas horas en el mar, y la muerte no estaba lejos. Hay cientos que no pudieron cruzar y perdieron la vida frente a la costa. La verdad es que esta es una aventura extremadamente difícil”. Tras este viaje y huida de la muerte, confirma: “Hay muchas violaciones de los derechos de los menores en España. Estas leyes que dicen proteger a los menores no son válidas. Esto es algo que existe en nuestro entorno, que nos rodea. Debes visitar estos centros para comprobarlo, no conformarte con lo que escuchas en televisión”.
No hay cifras reales que hablen de la cantidad de menores que superaron estas dificultades, como sí lo hicieron Al-Sharif y El Majdoubi. Son solo dos ejemplos de muchos. A pesar de todas las leyes contra la inmigración, a pesar de todo el discurso de odio y el racismo al que están expuestos, continúan teniendo éxito y convirtiéndose en miembros activos de la sociedad de acogida. Son el ejemplo que demuestra que lo que estas personas esperan hoy es solo una vida segura en la que puedan lograr aquello con lo que sueñan.
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