Tomo prestado este título de la gran novelista argelina Ahlam Mosteghanemi de su novela del mismo nombre, publicada en 2014. Lo hago porque quizás exprese un poco de lo que pasa por la mente de más de dos millones de palestinos que viven o mueren bajo la maquinaria de destrucción israelí.
Israel ha recibido el apoyo de Estados Unidos y la luz verde de los líderes del mundo árabe y occidental para ejercer su terror contra un pueblo que lleva más de un siglo buscando exterminar. En el momento de escribir estas líneas, el número de muertos asciende a más de 19.000 palestinos, incluyendo 8.000 niños, y 52.000 heridos. Además, más de 300.000 edificios residenciales han sido demolidos, parcial o completamente destruidos. Hogares borrados de la faz de la tierra, al igual que sus habitantes.
El mundo observa estas masacres a través de las pantallas como si viera una película, sintiendo una gran tristeza, con el corazón encogido y una fuerte necesidad de hacer algo. Los pueblos cuidan de los pueblos, pero al final, no parecen tener capacidad para frenar el horror. Después de un tiempo breve, la vida sigue su curso, y se impone la normalización de los crímenes. Luego, se olvidan, como sucedió con tantas otras guerras, desde las masacres anteriores en Palestina hasta Siria, Ucrania y más allá. Comenzamos reaccionando, pero eventualmente, se borran de nuestra memoria como si nunca hubieran existido.
El silencio del mundo y su olvido hoy en día se repiten con esas guerras, como la de Siria, por ejemplo, en la que la cifra de muertos superó los 606,000, después de que todo un pueblo quedara abandonado a su suerte, sufriendo injerencias de distintas potencias, con la ocupación de su tierra por parte de diversas naciones, con Rusia e Irán a la cabeza, y también otras como Estados Unidos o Turquía. Aunque hubo condenas de las crimenes de Bashar al Asad contra su pueblo, poco se hizo para ponerles freno. Recordemos la declaración de Obama, «No permitiremos que nadie cruce la línea roja» y cómo Asad volvió a cruzar esa línea roja una y otra vez sin que nadie lo impidiese. No hubo rendición de cuentas entonces, y eso envió un peligroso mensaje a otros criminales, empezando por el propio Netanyahu.
“Con nosotros, sus corazones; contra nosotros, sus bombas”. Esta frase refleja lo que los palestinos están viviendo especialmente cuando escuchan las declaraciones de los líderes de las Naciones Unidas y del mundo árabe y occidental y sus condenas de las acciones de Israel y sus asesinatos, que se ceban en niños y niñas. Todos tienen corazón para expresar condena, enojo y dolor, pero las bombas continúan cayendo y nadie hace nada para evitar lo que está sucediendo. Suministran armas o permiten que que Israel las obtenga sabiendo que se usarán para asesinar a la población palestino, que nació en esa tierra, igual que sus antepasados, y se niega abandonarla.
Según reveló el Washington Post, Estados Unidos envió más de 15,000 bombas y más de 50,000 proyectiles a Israel solo desde el inicio de los ataques en Gaza. Quizás la frase “Sus corazones están con nosotros y sus bombas contra nosotros” ya no sirva tampoco hoy, porque «Tía América», como se refiere a Estados Unidos la novelista argelina, no está con nosotros ni siquiera de corazón. Para nosotros, los palestinos o los sirios, los corazones se pierden y solo quedan las bombas.
En español
Nos gustaría pedirte una cosa… personas como tú hacen que Baynana, que forma parte de la Fundación porCausa, se acerque cada día a su objetivo de convertirse en el medio referencia sobre migración en España. Creemos en el periodismo hecho por migrantes para migrantes y de servicio público, por eso ofrecemos nuestro contenido siempre en abierto, sin importar donde vivan nuestros lectores o cuánto dinero tengan. Baynana se compromete a dar voz a los que son silenciados y llenar vacíos de información que las instituciones y las ONG no cubren. En un mundo donde la migración se utiliza como un arma arrojadiza para ganar votos, creemos que son los propios migrantes los que tienen que contar su historia, sin paternalismos ni xenofobia.
Tu contribución garantiza nuestra independencia editorial libre de la influencia de empresas y bandos políticos. En definitiva, periodismo de calidad capaz de dar la cara frente a los poderosos y tender puentes entre refugiados, migrantes y el resto de la población. Todo aporte, por pequeño que sea, marca la diferencia. Apoya a Baynana desde tan solo 1 euro, sólo te llevará un minuto. Muchas gracias.
Apóyanosنود أن نسألك شيئًا واحدًا ... أشخاص مثلك يجعلون Baynana ، التي هي جزء من Fundación porCausa ، تقترب كل يوم من هدفها المتمثل في أن تصبح وسيلة الإعلام الرائدة في مجال الهجرة في إسبانيا. نحن نؤمن بالصحافة التي يصنعها المهاجرون من أجل المهاجرين والخدمة العامة ، ولهذا السبب نقدم دائمًا المحتوى الخاص بنا بشكل علني ، بغض النظر عن المكان الذي يعيش فيه القراء أو مقدار الأموال التي لديهم. تلتزم Baynana بإعطاء صوت لأولئك الذين تم إسكاتهم وسد فجوات المعلومات التي لا تغطيها المؤسسات والمنظمات غير الحكومية. في عالم تُستخدم فيه الهجرة كسلاح رمي لكسب الأصوات ، نعتقد أن المهاجرين أنفسهم هم من يتعين عليهم سرد قصتهم ، دون الأبوة أو كراهية الأجانب.
تضمن مساهمتك استقلالنا التحريري الخالي من تأثير الشركات والفصائل السياسية. باختصار ، الصحافة الجيدة قادرة على مواجهة الأقوياء وبناء الجسور بين اللاجئين والمهاجرين وبقية السكان. كل مساهمة ، مهما كانت صغيرة ، تحدث فرقًا. ادعم Baynana من 1 يورو فقط ، ولن يستغرق الأمر سوى دقيقة واحدة. شكرا جزيلا
ادعمنا