La siguiente introducción también puedes encontrarla en Las complejidades y matices de las personas que buscan refugio de La Marea.
La guerra en Siria ha dejado como consecuencia, desde que comenzó en 2011, más de 6,9 millones de personas refugiadas en todo el mundo. Huyen de una guerra que ya ha dejado 350.000 muertos, según la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En 2021, España concedió asilo a algo menos de 500 de estos refugiados. El proceso que lleva a conseguir este estatus a menudo se complica: a las difíciles circunstancias de un proceso de desarraigo y duelo viene a sumarse un laberinto burocrático particularmente complicado para quienes no conocen el idioma del país de acogida.
Las complejidades y matices de esta situación es lo que hemos querido abordar en esta serie de reportajes, realizados en colaboración entre Baynana y La Marea y con el apoyo de NewsSpectrum e International Press Institute. En un contexto en el que los discursos de odio y el racismo parecen ganar visibilidad, analizamos cuál es la imagen de las personas refugiadas en los medios de comunicación y la opinión pública, para mostrar su contraste con la diversidad de circunstancias y trayectorias que muestran las historias de vida que se recogen también en estas piezas.
Aunque en ellas también se repiten a menudo problemas similares. Dos de los más recurrentes son las dificultades burocráticas del sistema de asilo y las barreras que aparecen en el momento de buscar empleo, de los que nos ocupamos en sendos reportajes.
Desde Baynana y La Marea, queremos aportar también nuestro grano de arena para conseguir una visión más optimista y positiva sobre la situación de los refugiados en España. Por ello, esta serie concluye con un reportaje que ofrece algo de luz al final del túnel: las historias de sirias y sirios que, pese a todo, consiguieron vadear los escollos y construir en España una nueva vida. Con proyectos que, además, contribuyen a ponérselo también más fácil a quienes continúan llegando, en busca de una vida que no se vea constantemente amenazada. A diario, estas personas se ven obligadas a luchar contra unas barreras que muchas veces parecen infranqueables. En ocasiones, consiguen derribarlas, como es el caso de nuestros protagonistas.
A continuación, puedes disfrutar de un resumen de cada reportaje donde ofrecemos lo más destacado de cada una de estas historias. Si te quedas con ganas de más, no olvides que puedes leer los artículos completos en la web de La Marea.
Las capas del odio
Los trabajadores de una organización entraron en casa de Moaaz Taani (Siria, 31 años) una noche cualquiera. Antiguo periodista en su país, quiso ilustrar las atrocidades que se estaban cometiendo allí. Finalmente, sufriendo por su propia vida y la de los suyos, se vio forzado a migrar. Llegó a España en 2019 con su familia. Ahora denuncia las dificultades que aquí ha encontrado; por parte de las instituciones y las políticas de los centros de acogida.
Él verbaliza algo que muchas veces se teme, por miedo de perder esas ayudas, aunque se den desde la infantilización, el paternalismo y un racismo crudo. Ante esto, la autora del artículo nos dice que “para que se normalice socialmente esta privación de derechos fundamentales, es necesario haberse arrogado una superioridad frente a quienes la sufren”, sin negar el buen ánimo y afán de muchas organizaciones. Como se verá a lo largo del artículo, lo difícil es no caer en estos tratos dentro del sistema en que vivimos.
Se habla, además, con aportaciones de Gemma Pinyol i Jiménez, de la securitización y el control fronterizo como el ámbito en que la política focaliza los fenómenos migratorios. Cuando, en realidad, abarca muchos más ámbitos del día a día de cualquier sociedad. Por otro lado, Blanca Garcés Mascareñas, ilustra el racismo inherente en la jerarquización de refugiados ‘esperados’ frente a los ni visibilizados ni contemplados. Entrando aquí los sirios como víctimas. Por ello también ‘sospechosos’ cuando muestran agencia propia.
Todas estas consecuencias y comportamientos son fruto de unas políticas europeas y eufemismos empleados por los medios durante muchos años. Muchos de ellos ya se han convertido en insultos (como el término MENAs, dice Pinyol). El discurso de odio como construcción ideológica (no fundamentada en hechos) también es otro resultado que sesga la percepción de los refugiados y migrantes. Juan José Tamayo (La internacional del odio, 2020), avisa que “los discursos del odio desembocan en prácticas violentas”.
Simón avanza en el artículo con el concepto de refugiosidad, acuñado por el antropólogo Shahram Khosravi. Es otra ilustración de los estereotipos y expectativas occidentales sobre “lo que es un buen refugiado”. El ejemplo de familias iraquíes haciéndose pasar por sirias habla por sí solo. El hecho de que la cuota de asilo en Alemania fuera mayoritariamente a sirios frente a afganos, también.
Concluye el artículo con las conclusiones del informe (Narrativas migratorias del amor. De la solidaridad a la Comunidad) de la Fundación PorCausa. Este expone que la erradicación de cualquier vínculo y responsabilidad frente a personas consideradas ‘ajenas’ tiene consecuencias gravísimas (aparte de implicaciones arrastradas de la colonización). Propone que los discursos periodísticos recuperen esa expresión de empatía natural inherente a todos los que vivimos, porque todos sufrimos. Así podremos entender y luchar juntos contra las injusticias. “Tenemos que recuperar ese espacio narrativo de lo comunitario”, dice Lula.
En resumen, este artículo muestra la peligrosidad y brutalidad, aumentada por la normalización existente de ello, de que una sociedad (en este caso, la europea) se sienta con la potestad de decidir quién puede formar parte de ella.
Leer el artículo completo aquí.
El laberinto de llegar a España y tener que buscar refugio por segunda vez
Este artículo describe experiencias de refugiados sirios, poniendo el foco en la odisea que supone la obtención del derecho de residencia y los malos endémicos del sistema de asilo español. Habla de la colaboración del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones con las organizaciones españolas, y de los programas de ayuda.
Arsenio G. Cores (abogado especialista en casos de refugiados y director ejecutivo de la empresa de servicios legales Demos), dice que “el retraso en la obtención del derecho de residencia de los sirios es contrario a las leyes de la Unión Europea, ya que se trata de personas procedentes de un país en guerra”. Sin embargo, esto no quiere decir que solo haya retrasos en el caso de Siria. Cores habla también de la idea de la extranjería vista como fundamental de estas personas (en realidad, para fundamentar las políticas de control de fronteras). Cuando el foco debería residir en “la gravedad de las violaciones de DDHH padecidas”. En otras palabras, que la política de asilo no estuviera subordinada a la política policial de control.
La historia de dos hermanos, Nour y Obada, muestra las diferencias en los sistemas de asilo para cada país europeo: concretamente, entre Alemania y España (respectivamente). Comentan que España suele ser un país de tránsito para muchos migrantes. Ellos aspiraban a una posible reunificación familiar, para la que Alemania presentaba teóricamente más facilidades. No fue así, por lo que Obada volvió a España de nuevo. Inmerso ya del todo en el entramado burocrático europeo. Es cuando nos referimos al Reglamento de Dublín: el que especifica qué país es competente para considerar una solicitud de asilo. Es el claro ejemplo de que España no es efectivamente para las instituciones un país de tránsito; las personas que salgan pueden verse deportadas porque solo un país europeo (el primero al que han llegado) contempla su acogida.
Esta sería la parte más institucional y burocrática de la vulneración de DDHH, pero el artículo también cuenta con testigos víctimas de racismo y desamparo por parte de organizaciones. Ejemplo de ello es la experiencia de Abdul Ghani Muhammad al-Shaaban y su familia en Barcelona. Sobre la barrera del idioma y la dificultad de encontrar vivienda, con la posibilidad de acabar en la calle.
Muchos refugiados denuncian la duración del programa (de 1 año y medio, prorrogable en casos concretos) como insuficiente. Basma Al-Ghouthani, otra testigo, habla de cómo sufrió de asma por las condiciones del piso que le asignaron (sin haberle dejado verlo antes), y como sus derechos sanitarios fueron vulnerados al denunciar ella su situación. Se topó con la indiferencia de la organización que debía prestarle ayuda.
En conjunto, este artículo denuncia las lagunas en los sistemas de asilo, en tanto qué efectos prácticos tienen sobre las vidas de las personas. El porqué es tan importante revertirlos, ya que vidas humanas están en juego. Es notable, en muchos de estos testigos, el shock que supone llegar a una Europa completamente distinta a la que ellos esperaban.
Lee el artículo completo aquí.
El trabajo y la vivienda, un bucle de problemas
Dejar su país y llegar a España son dos grandes problemas a los que se enfrentan continuamente las personas que huyen de la guerra en Siria. Una vez solventada esta barrera, aparecen nuevas trabas que complican la situación de los refugiados.
Entrar en el mundo laboral de nuestro país es uno de estos obstáculos que dificulta enormemente la estabilidad de estas personas. Según afirma María Arós, quien fue responsable del equipo de alianzas para la empleabilidad de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), son tres problemas clave los que imposibilitan encontrar un trabajo a las personas refugiadas: la inseguridad jurídica, la carencia de redes y el desconocimiento del idioma y del contexto.
La precariedad laboral y la conciliación con la vida familiar agravan más aún la búsqueda de empleo, sobretodo para las mujeres, como es el caso de Sara Al-Ali (nombre ficticio), viuda con dos hijos, que se ve obligada a reducir su búsqueda a empleos que le permitan poder seguir ocupándose de sus hijos, ya que carece de redes de apoyo que puedan ayudarle con el cuidado de su familia.
Otro de los golpes psicológicos que sufren los refugiados es el choque de expectativas. Los procesos de homologación de los estudios cursados en los países de origen son muy largos y costosos. Ello conlleva que, en la mayoría de los casos, no se tenga en cuenta la experiencia profesional del solicitante en su lugar de origen. “Para algunas de estas personas con elevada cualificación, o con una carrera profesional dilatada, verse abocados a desarrollar trabajos de una cualificación más baja, les supone un duro golpe a nivel psicológico, sobre todo si en su país tenían cierta posición/estatus, por ejemplo, los jueces”, explica Raquel Santos, Coordinadora Estatal de Inclusión en CEAR.
A esta complicada situación también se suman otros hándicap como la inviabilidad de obtener el carné de conducir con la tarjeta roja, requisito fundamental para multitud de trabajos. Además, la brecha digital en la que se encuentran muchas de estas personas por no tener acceso a las nuevas tecnologías.
La ausencia de empleo conlleva la incapacidad de acceder a una vivienda. Los bajos o inexistentes sueldos y el elevado precio del alquiler hacen que encontrar un hogar sea una tarea imposible en la mayoría de los casos. Sin embargo, la cuestión no es solo económica. A ella se añaden los problemas burocráticos: dificultades para abrir una cuenta bancaria con la tarjeta roja, la documentación requerida y las exigencias de tiempo de empadronamiento para el acceso a ayudas a la vivienda.
La alta demanda de solicitudes de protección internacional y la baja dotación de equipos para gestionarlas, provoca el desbordamiento del sistema. Con ello, la imposibilidad de prestar una atención más individualizada, centrada en las necesidades de cada persona. “Lo que se tiende es a ofrecer recursos que mayoritariamente pueden servir. Cursos de formación que tienen que ver con logística, con cuidados sociosanitarios… Nichos donde hay empleo al que pueden acceder perfiles muy distintos”, explica María Arós.
La solución recae en la mejora de la coordinación de los recursos públicos y de las alianzas público-privadas. Además, una mayor definición de los perfiles laborales de las personas refugiadas ayudaría a reubicarlas en sectores en los que se desenvuelven mejor y, así, mejorar también la situación de algunos escenarios españoles, por ejemplo, la despoblación rural. Muchos de los refugiados provienen de entornos rurales y podrían convertirse, con un buen plan productivo, en el relevo generacional de estas zonas.
Por último, Arós también destaca como posible solución algunas iniciativas que están obteniendo buenos resultados, como la mentoría social, un programa de voluntariado que ofrece un acompañamiento a personas recién llegadas por parte de otras que ya han vivido el proceso de integración en determinada empresa o sector profesional.
Todos estos recursos podrían ser la clave para la creación de un sistema que permita a los refugiados disfrutar de una vida digna en su nuevo hogar, ya que actualmente está muy lejos de esta utopía.
Leer el artículo completo aquí.
En las cocinas y en los barrios: historias de éxito
Yousef Shuhaiber y Lian al-Ahmad son dos jóvenes sirios de 26 y 27 años afincados en España, después de pasar por Turquía, Líbano y los campos de refugiados de Grecia.
Ambos comparten el amor por su tierra, por la cocina siria y por las formas tradicionales de servirla. Comenzaron trabajando en Zaragoza, preparando comida siria para personas refugiadas en un pequeño pabellón. Hace unos meses consiguieron alquilar un local y abrir su propio restaurante. El Siriana, un proyecto “increíble” en sus propias palabras.
Sin olvidar su experiencia en los campos de refugiados, Yousef y Lian decidieron destinar el 5% de sus beneficios a otros proyectos dedicados al apoyo de las personas refugiadas.
Wisal Al-Alawi llegó a España en 2016 junto a su marido y sus hijos y actualmente vive en Alcobendas. Ella trabajaba en un laboratorio en su país de origen. Sin embargo, al llegar a España se vio obligada a cambiar de profesión debido a barreras como el idioma o la dificultad de encontrar trabajo.
Al-Alawi comenzó a cocinar para generar una fuente de ingresos que la ayudara a vivir y pagar el alquiler. Con ello también buscaba trasladar la cultura de la cocina siria a la española. Sobre todo, después de recibir muchos mensajes positivos de amigos españoles. La animaron a seguir con su idea y a promocionar su arte a través de las redes sociales. Y resultó que la cocina se convirtió en su nueva profesión.
A través de la cocina, Wisal ha podido participar en muchos festivales y eventos realizados bajo los auspicios de organizaciones y asociaciones humanitarias, y llevar la cocina siria al público español.
Historias como las de Wisal, Lian y Yousef no son las que habitualmente se asocian con la imagen de personas refugiadas o migrantes. Los medios de comunicación las retratan siempre mediante estereotipos negativos que los muestra como una carga para los países de acogida.
“Vemos el sacrificio inmenso que es para ellos estar lejos de una realidad a la que quieren, que echan en falta. Pero a la vez nos ponen delante toda la capacidad de resiliencia de las personas” opina Jessica Martín Morillo, directora del centro de acogida para refugiados CESAL de Madrid.
Una de esas experiencias de enriquecimiento es la de la unidad de las personas para reclamar sus derechos en el país de acogida. Amin es un joven sirio que solicitó asilo en España y vio rechazada su solicitud cuando intentó hacerlo en Alemania. De ahí, volvió a España, quedando excluido del programa de acogida.
Junto a unos amigos, decidió reclamar su derecho a regresar al programa de asistencia. Convocaron manifestaciones a las que se fueron uniendo personas de diferentes nacionalidades.
Finalmente, las protestas lograron un éxito: el Tribunal Superior de Justicia de Madrid condenó a la Administración por negarse a acoger a muchos solicitantes de asilo después de que abandonaran voluntariamente España. Tras esta sentencia, el Ministerio de Trabajo e Inmigración emitió una orden para que quienes regresaran a España fueran incluidos en programas de asilo.
La situación de las mujeres refugiadas es doblemente difícil. Razan Ismail llegó a España en 2018. Tras casarse con un hombre español, se centró en su trabajo y reconoce que no estaba interesada en la inmigración. Sin embargo, su compromiso con las cuestiones migratorias fue creciendo porque sabía que su historia era representativa y aplicable a muchos casos.
Por ello, inició un proyecto “modelo” para apoyar a las mujeres refugiadas y trazarles un camino. “El propósito es reafirmar el apoyo entre las inmigrantes, crear una pequeña patria, un lugar al que volver. Se trata simplemente de escuchar las necesidades de la comunidad inmigrante”, explica.
Una de sus tareas es ponerse en contacto con organizaciones que trabajan con personas inmigrantes y refugiadas. Ahora trabaja más a nivel europeo, a través de la Asociación Al-Kidwa para promover el cambio de normas y leyes.
Razan, Yousef, Lian, Wesal y Amin son cinco de los más de 6,9 millones de refugiados sirios que hay desplazados en el mundo, según la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Sus historias muestran que las personas refugiadas, a pesar de todas las dificultades, tienen mucho que aportar a los países que les han ofrecido una oportunidad de vida.
Lee el artículo completo aquí.
En español
Nos gustaría pedirte una cosa… personas como tú hacen que Baynana, que forma parte de la Fundación porCausa, se acerque cada día a su objetivo de convertirse en el medio referencia sobre migración en España. Creemos en el periodismo hecho por migrantes para migrantes y de servicio público, por eso ofrecemos nuestro contenido siempre en abierto, sin importar donde vivan nuestros lectores o cuánto dinero tengan. Baynana se compromete a dar voz a los que son silenciados y llenar vacíos de información que las instituciones y las ONG no cubren. En un mundo donde la migración se utiliza como un arma arrojadiza para ganar votos, creemos que son los propios migrantes los que tienen que contar su historia, sin paternalismos ni xenofobia.
Tu contribución garantiza nuestra independencia editorial libre de la influencia de empresas y bandos políticos. En definitiva, periodismo de calidad capaz de dar la cara frente a los poderosos y tender puentes entre refugiados, migrantes y el resto de la población. Todo aporte, por pequeño que sea, marca la diferencia. Apoya a Baynana desde tan solo 1 euro, sólo te llevará un minuto. Muchas gracias.
Apóyanosنود أن نسألك شيئًا واحدًا ... أشخاص مثلك يجعلون Baynana ، التي هي جزء من Fundación porCausa ، تقترب كل يوم من هدفها المتمثل في أن تصبح وسيلة الإعلام الرائدة في مجال الهجرة في إسبانيا. نحن نؤمن بالصحافة التي يصنعها المهاجرون من أجل المهاجرين والخدمة العامة ، ولهذا السبب نقدم دائمًا المحتوى الخاص بنا بشكل علني ، بغض النظر عن المكان الذي يعيش فيه القراء أو مقدار الأموال التي لديهم. تلتزم Baynana بإعطاء صوت لأولئك الذين تم إسكاتهم وسد فجوات المعلومات التي لا تغطيها المؤسسات والمنظمات غير الحكومية. في عالم تُستخدم فيه الهجرة كسلاح رمي لكسب الأصوات ، نعتقد أن المهاجرين أنفسهم هم من يتعين عليهم سرد قصتهم ، دون الأبوة أو كراهية الأجانب.
تضمن مساهمتك استقلالنا التحريري الخالي من تأثير الشركات والفصائل السياسية. باختصار ، الصحافة الجيدة قادرة على مواجهة الأقوياء وبناء الجسور بين اللاجئين والمهاجرين وبقية السكان. كل مساهمة ، مهما كانت صغيرة ، تحدث فرقًا. ادعم Baynana من 1 يورو فقط ، ولن يستغرق الأمر سوى دقيقة واحدة. شكرا جزيلا
ادعمنا