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NUESTRAS HISTORIAS

Majed, el payaso de Gaza: “Israel bombardeó todos los teatros y nadie habla de eso”

Majed Kallub, un actor de teatro y payaso palestino, vive en Madrid pero su corazón está en Gaza, su hogar. Le gustaría estar allí para brindar ayuda directa a los afectados por la guerra, especialmente a los niños.

Majed Kallub, de 32 años, nació en el campo de Jabalia, al norte de la Franja de Gaza. Su pasión infantil por el teatro lo llevó a actuar y a fundar una escuela de circo. Allí creó a su personaje «payaso-doctor» que lleva felicidad a los corazones de los niños que nacieron en medio de la guerra. Llegó hace siete años al barrio de Lavapiés en Madrid. Majed todavía tiene la esperanza y determinación de alcanzar sus sueños mientras sus ojos vigilan su ciudad natal, Jabalia, que hoy está destrozada por los bombardeos.

«Somos historias, cuentos y recuerdos; arte, circo y teatro; amor, esperanza y vida», dice Majed Kallub desde su hogar en el barrio de Lavapiés en Madrid, al que llegó a finales de 2016. Con estas palabras eleva su voz mientras habla sobre el lugar de su nacimiento hace 32 años: Gaza, que hoy está siendo destruida por la máquina de guerra israelí. El joven recurre a las palabras del poeta palestino Mahmoud Darwish: «Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella». En ese país hay cosas más allá de la guerra.

La familia de Majed se describe como una familia migrante al 100%. Forzada por Israel, cuando su padre tenía apenas 16 años, a abandonar su hogar ancestral en el pueblo de Hirbia, en los límites de la región de Beit Lahia; durante el Nakba (la catástrofe) de 1948. En aquel momento, más de 800,000 palestinos, de un total de 1.4 millones, se vieron obligados a huir de sus hogares hacia Cisjordania, la Franja de Gaza y también hacia países árabes vecinos. La familia de Majed se asentó en el campo de refugiados de Jabalia, donde vio la luz por primera vez. Este campo fue objeto de una campaña implacable durante la última guerra israelí en Gaza, siendo reducido a escombros.

Pasión por el teatro desde la infancia

«La vida es simple, pero mi infancia fue diferente», reflexiona Majed al atribuir esta singularidad a su amor por el teatro desde temprana edad. Rememora con vivacidad los detalles de su primera participación en una obra escolar llamada «Hasan al-Shater». Se divierte al recordar cómo una vez desempeñó el papel de madre en la obra titulada «Siti ya Sitt al-Kul» (Señora, Madre de Todos). A partir de los diez años, comenzó a involucrarse en actividades con organizaciones comunitarias: «Solía ir al teatro directamente después de la escuela para trabajar con ellos».

La reciente guerra contra Gaza, que comenzó el siete de octubre, se cobró más de 31.000 vidas, incluyendo a más de 13.000 niños. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Gaza se ha convertido una vez más, después de esta fecha, en el lugar más peligroso del mundo para los niños. Más de un tercio de la población de Gaza antes de esta fecha necesitaba apoyo psicológico debido al deterioro de las condiciones de vida, resultado del bloqueo israelí. La situación empeoró después de octubre. Majed ve este lugar como uno donde los niños viven en medio de grandes y variados conflictos, tanto psicológicos como sociales y económicos.

Él mismo lo experimentó cuando era niño: «¿Cómo busco mi vida y hacia dónde va mi futuro?» Comenzó a plantearse estas preguntas a la edad de 11 años, cuando empezó a trabajar en verano durante las vacaciones escolares. Continuó así hasta la universidad. Su sueño era estudiar teatro o dirección en el país vecino, Siria. Sin embargo, la guerra israelí en Gaza  en 2008-2009, que resultó en la muerte de 1.400 palestinos, entre ellos 300 niños, en ese momento, interrumpió su sueño y lo llevó a estudiar Periodismo. La razón de su elección fue porque estaría en la misma universidad que sus hermanos, lo que reduciría los costos universitarios.

Así es cómo las guerras cambian los caminos y las direcciones de la vida. Majed describe la ocupación israelí como «no solo una ocupación militar o política, sino una ocupación económica, intelectual y psicológica en todas las áreas de la vida». Estudió y trabajó al mismo tiempo y se graduó en 2012, pero no ejerció la profesión para la que estudió. En lugar de eso, siguió en el teatro que amaba, fundó una escuela y desempeñó el papel de payaso.

Su compromiso con el teatro y su decisión de fundar una escuela de circo cobraron aún más sentido en un país donde la cultura circense apenas existía. “No solo en un lugar que vive en un estado de guerra constante, sino en un país que no tiene una cultura llamada circo o payaso», afirma Majed. Junto con sus amigos, con quienes trabaja en el teatro, lograron establecer una escuela de circo en 2014. Esto ocurrió después de una visita de una organización que trabaja en este campo, donde les regalaron herramientas circenses. «Me convertí en un niño explorando estos materiales extraños», dice.

Después de eso, comenzó el viaje de lectura, investigación y capacitación a través de organizaciones extranjeras que visitaban la región. Luego, el equipo pudo lanzar ‏Gaza Circus School, que aún funciona hasta la última guerra, y ofrece todos sus servicios de forma gratuita a cualquiera que desee aprender este arte. «Había un gran número de niños y recursos muy limitados. Estábamos esperando a cualquier extranjero que viniera a la sitiada Franja de Gaza para traernos algunas herramientas o maquillaje, y cosas así»,  explica el joven. 

«Lo más importante que he hecho en mi vida es el personaje del payaso-doctor, un personaje con el que hacíamos que la vida de la gente en los hospitales fuese mejor», onfiesa sonriente y orgulloso de su trabajo. El origen de esta idea se remonta a la iniciativa de Patch Adams  en 1986, que luego fue implementada en muchos países alrededor del mundo con el objetivo de mejorar la condición psicológica de los pacientes pediátricos. Majed narra con amargura: «El niño que viene para la diálisis renal tres días a la semana, espera seis horas, memoriza los detalles de la habitación y los médicos. Trabajábamos en el corazón de este ambiente triste, difundiendo risas. Ayudábamos a los médicos dando medicamentos a los niños de manera cómica, repartiendo globos y regalos».

Majed Kallub, leyendo un texto teatral que acaba de recibir. Foto: Mohamed Shabat

«Si el camino estuviera abierto a Gaza, estaría allí hoy en los hospitales, intentando aliviar y hacer lo que pueda para llevar una sonrisa a los rostros de los niños heridos por los bombardeos israelíes», insiste el joven que se debate internamente sobre cómo actuar, ya que no puedo estar en Gaza debido a restricciones de pasaporte o la imposibilidad de regresar si saliera de su país. Y profundiza: «No solo el periodista, el socorrista y el bombero tienen deberes, cada uno tiene un deber en la vida, y este es nuestro deber, y aquí es donde nuestra intervención es necesaria, trabajamos en sesiones de apoyo psicológico y actividades de recreación con los niños desplazados en escuelas y hospitales».

El equipo con el que trabaja desde España en Gaza sigue en marcha tratando de hacer algo por los niños, pero «mi equipo perdió todas sus herramientas recientemente», confiesa.

Desde España, Majed continúa brindando ayuda y buscando apoyo para la escuela que fundó allí. «La carpa del circo, que costó 80,000 euros, fue quemada en un instante», lamenta. Intenta llamar la atención sobre lo que está sucediendo en Gaza a través de charlas a las que lo invitan. En ellas habla sobre el impacto de la guerra en el arte: «Israel bombardeó todos los teatros en Gaza». 

«Todos hablan sobre la evacuación y el bombardeo del Hospital Al-Quds, pero nadie sabe que el teatro más grande del sector está junto al Hospital», apunta, y añade que hoy nadie habla de eso.

Majed está recaudando donaciones y coordinando con interesados en el arte teatral, así como con Payasos Sin Fronteras y otras entidades para llevar materiales y herramientas a sus colegas en Gaza, que están de camino a Egipto, en el momento de esta entrevista. Aunque llevarlos a Gaza será difícil, si no imposible.

En Gaza, nadie puede empacar sus pertenencias y viajar cuando lo desee, ya que el asedio de la ocupación israelí provoca que los países vecinos cierren los pasos fronterizo. Durante tres años, Majid obtuvo cuatro visas Schengen para salir de Gaza, pero no pudo debido a la falta de permiso para pasar por el cruce de Rafah hacia Egipto. En 2016, finalmente logró obtener un permiso para salir a Cisjordania para entrenarse como payaso-doctor, una especialidad en la que se ha convertido en experto. 

En noviembre de 2016, su avión despegó hacia España. Llegó al barrio de Lavapiés, donde ha estado desde entonces y se niega a cambiarlo.

Majed Kallub, con la bandera palestina en la terraza de su casa en el barrio de Lavapiés. Foto: Mohamed Shabat

«Para mí, como joven que ha vivido su vida en el campamento de refugiados de Jabalia, que alberga a 220,000 personas, al llegar a Lavapiés y encontrarme con estas culturas y lenguas, sentí que estaba en el campamento de nuevo», dice Majed. La casa en la que vive parece un museo palestino, la bandera, las fotos, las pinturas y los libros y guiones teatrales en los que entrena están esparcidos por la mesa, y resalta una frase que representa a los desterrados de su tierra: «Quien vive en el exilio no ve partes de su patria».

كاتب

  • Ayham Al Sati

    صحفي سوري، يعيش في مدريد منذ عام 2019. مؤسس ومحرر في مجلة بيننا، متخصص في الأدب العربي من جامعة دمشق، وعمل كصحفي خلال الحرب في سوريا منذ العام 2011. Es un periodista sirio. Vive en Madrid desde el año 2019. Cofundador y editor en la revista de Baynana.es. Es especialista en Literatura Árabe por la Universidad de Damasco y trabajó como periodista durante la guerra en Siria desde el año 2011. 

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Ayham Al Sati

صحفي سوري، يعيش في مدريد منذ عام 2019. مؤسس ومحرر في مجلة بيننا، متخصص في الأدب العربي من جامعة دمشق، وعمل كصحفي خلال الحرب في سوريا منذ العام 2011. Es un periodista sirio. Vive en Madrid desde el año 2019. Cofundador y editor en la revista de Baynana.es. Es especialista en Literatura Árabe por la Universidad de Damasco y trabajó como periodista durante la guerra en Siria desde el año 2011. 
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