Separados por la guerra, reunidos por los Juegos Olímpicos de Tokio
Los recién clausurados Juegos Olímpicos de Tokio han sido escenario de la segunda edición del Equipo Olímpico de Refugiados (EOR), cuyos deportistas han sido una fuente de inspiración para muchas personas de todo el mundo, no solamente a nivel deportivo. Recordamos algunas de sus historias.
El pasado domingo se clausuraron los Juegos Olímpicos de Tokio, celebrados en medio de intensas medidas preventivas ante la propagación de la pandemia (Covid-19) que provocó el aplazamiento de los Juegos el año pasado. Esta edición fue testigo de la segunda y mayor participación del Equipo Olímpico de Refugiados (EOR). 29 deportistas participantes se convirtieron en fuente de inspiración para mucha gente.
Durante la ceremonia de apertura, las cámaras lograron captar un emotivo momento: el abrazo de los hermanos Muhammad y Alaa Masso. Después de seis años separados por culpa de la guerra y, más tarde, la pandemia, se reencontraron en Tokio. Cada uno como parte de un equipo distinto: Alaa se unió como jugador del Equipo de Refugiados en Alemania; su hermano, Muhammed, logró llegar a Holanda para representar a Siria en los Juegos Olímpicos de Tokio.
El mar se convirtió en el comienzo de su viaje
La historia comenzó hace varios años. Los hermanos Masso decidieron cruzar el mar después de que el hermano mayor, Muhammed, alcanzara los 18 años de edad. En Siria supone tener que incorporarse al servicio militar obligatorio. Los hermanos salieron de su país en el 2015. Obligados, al igual que miles de sirios, a buscarse una nueva vida. Su objetivo era llegar a Holanda, pero terminaron en Hannover, Alemania. Después de un largo viaje a través de varios países: Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Austria y luego Alemania.
Una vez ahí, Muhammed, el hermano mayor de ahora 24 años, eligió practicar el «triatlón» (natación, maratón y ciclismo). Aunque se le concedió asilo en Alemania no abandonó la representación del “equipo sirio”.
Huir de la guerra y representar a los refugiados en los Olímpicos
Alaa Maso, el hermano menor de 21 años, ostentaba el récord sirio de 50 metros estilo libre para la categoría junior de natación. Confirmó en declaraciones anteriores a Mohajer News que se dirigió a los organizadores de la Selección Siria de natación para participar en los torneos internacionales de 2018. No recibió respuesta alguna, por lo que inició una solicitud para unirse al equipo de refugiados. En 2019, fue acogido y aceptado por los organizadores de dicho equipo. Le dio esperanza tras la decepción causada por el rechazo por parte de la selección siria.
Para Alaa, representar al equipo de refugiados es un mensaje importante: especialmente para todos aquellos que ven a los refugiados como una carga. En una entrevista con Mohajer News, dijo: «Quiero que entiendan que tenemos capacidades, metas, sueños y una gran determinación para lograr el éxito. Representar al equipo de refugiados es representar al pueblo sirio que fue expulsado a la fuerza de su país, y a todos los que abandonaron su patria en busca de la seguridad perdida”.
Sanda Aldas y Mona Duhok: Separadas por la guerra y reunidas por el judo.
Los Juegos Olímpicos de Tokio no fueron sólo el encuentro de los hermanos Masso. También reunieron a dos amigas sirias que habían sido separadas por la guerra.
Sanda Aldas, una judoca siria, huyó de la capital, Damasco, en 2015 hacia los Países Bajos. A su llegada, pasó nueve meses en un campo de refugiados, incluyendo seis meses separada de su familia. Más tarde, fue seleccionada como parte del Equipo Olímpico de Refugiados para los Juegos de Tokio 2020.
En cuanto a su amiga, Mona Dohuk, que empezó a jugar judo en Damasco desde los seis años, huyó de Siria a Holanda en 2018 y no paró de entrenar hasta que logró incorporarse al equipo de refugiados en el campeonato del Gran Premio de Budapest 2019, y participó en dos torneos de Grand Slam en París y Dusseldorf en 2020. Ha competido en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en la categoría de peso inferior a 63 kg.
De resatar refugiados en el mar a player en los Olímpicos
Yusra Mardini aprendió desde muy joven a nadar en un club deportivo de Damasco, de la mano de su padre, que era entrenador de natación. Este no sabía por aquel entonces que sus lecciones serían el motivo de la supervivencia de sus hijas más adelante.
En el 2015, Yusra, de 23 años, se vio obligada a salir de Damasco junto a su hermana, dirigiéndose primero hacia el Líbano y luego a Turquía para intentar cruzar el mar a Grecia.
En algún momento del viaje el motor de la embarcación falló, fue entonces cuando Yusra y su hermana se lanzaron al agua junto con otras dos personas y empujaron el bote durante 3 horas hasta llegar a la isla griega de Lesbos, salvando la vida de 20 personas. La historia de Yusra inspiró al mundo entero y fue nombrada Embajadora de buena voluntad en 2017.
Desde el 2015 Yusra vive en Alemania como refugiada y forma parte del equipo olímpico de refugiados, participando en las competencias de 100 metros mariposa de los Juegos Olímpicos de Río (2016) y de Tokio (2020).
La idea de formar un equipo de refugiados surgió en medio de la crisis mundial de refugiados en 2015, cuando el presidente del Comité Olímpico Internacional Alemán, Thomas Bach, anunció la creación de un equipo especial para refugiados olímpicos, con el fin de participar en los Juegos Olímpicos de Río 2016, que se llamó el Equipo Olímpico de Refugiados, abreviado como «VAL», en el que los deportistas participan bajo la bandera olímpica. En el caso de que alguno de sus miembros ganara alguna medalla, se izaría la bandera olímpica y se tocaría el himno olímpico.
En los Juegos Olímpicos de Río, diez atletas de Etiopía y Sudán del Sur compitieron junto con otros atletas de Siria y el Congo. Sus actuaciones dieron como resultado el establecimiento de la Fundación Olímpica para Refugiados, que tiene como objetivo brindar acceso deportivo a un millón de jóvenes refugiados para 2024.
Juegos Olímpicos de Tokio: segunda participación, mayor número
Por segunda vez desde su fundación, el Equipo Olímpico de Refugiados participó en los Juegos Olímpicos, enviando un mensaje de esperanza a los refugiados de todo el mundo “Cuando ustedes, los miembros del Equipo Olímpico de Refugiados y los atletas del Comité Olímpico Nacional de todo el mundo estén presentes en Tokio el 23 de julio enviarán un fuerte mensaje de solidaridad, firmeza y esperanza para todo el planeta”, dijo el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach,
Además de Alaa, Sanda, Mona y Yusra, el equipo de refugiados que participó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 incluyó a 25 refugiados de 11 países de todo el mundo, la mayoría de ellos de Siria, seguidos de Irán, Sudán del Sur, Afganistán y Eritrea, además de Camerún y el Congo
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