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ENTREVISTASINICIOPOLÍTICA

Un fotoperiodista sirio en Ucrania

Louai Barakat lleva años documentando las atrocidades del Ejército ruso, primero en Siria y ahora en territorio ucraniano. “Muchos periodistas se irán si se calienta la situación”, advierte.

Documentar las atrocidades de Putin se ha convertido en una obsesión para Louai Barakat. Este fotoperiodista sirio vio, documentó y expuso al mundo las operaciones militares de Rusia y del régimen de Bashar Al Assad en Alepo, una de las ciudades más importantes y devastadas de la guerra en Siria. A sus 28 años, este joven ha sido testigo del asedio ruso que fue clave para que el régimen sirio tomara el control de Alepo, provocando miles de desplazamientos forzosos.

En la guerra es difícil determinar de quién puedes fiarte como periodista. En Siria los periodistas son un objetivo constante. En Ucrania, la situación también es grave: ya han muerto 6 periodistas extranjeros desde que empezó la guerra hace un mes. Barakat sabe que algún día podría correr ese destino, pero el miedo ya no le paraliza. En Siria fue detenido tres veces por el régimen de Al Assad desde el comienzo de la revolución. En la última detención fue liberado gracias a un acuerdo de intercambio patrocinado por Turquía entre la oposición siria y el régimen de Bashar Al Assad.

El complejo mapa de la guerra en Alepo puede llevar a lugares en los que nadie querría adentrase. En 2014, este fotoperiodista se equivocó de trayecto mientras deambulaba por Alepo y terminó en manos del ISIS durante dos semanas. Un ataque de grupos opositores contra la cárcel donde permanecía secuestrado le permitió recobrar la libertad.

Muchos jóvenes sirios han practicado el periodismo ciudadano desde el inicio de la revolución en 2011. Esa era la única forma de documentar la guerra y las violaciones de derechos humanos. Barakat fue uno de ellos. “Empecé a trabajar en fotografía a través del móvil al principio, luego el asunto se desarrolló y empecé a trabajar con agencias internacionales”, dice el joven a través de una videollamada. En el caso de Ucrania, el periodista Mikel Ayestaran comenta que muchos periodistas locales se han marchado de Ucrania o bien han cogido las armas.

Barakat tuvo que salir de Alepo en 2016 junto a su esposa y su hijo, tras resultar herido de gravedad en medio de los ataques rusos mientras cubría la guerra. Durante la videollamada con Baynana es posible ver las heridas que aún conserva en la parte trasera de su cabeza. Barakat pensó que ejercería el periodismo sin riesgos cuando llegase a Europa, pero se equivocó. Llegó a Francia con la ayuda de Reporteros Sin Fronteras, pero también sufrió heridas debido a los disparos de goma la gendarmería francesa mientras cubría una protesta contra el gobierno de Macron en 2019.

De Alepo a Ucrania

Barakat decidió ir a Ucrania por su cuenta porque no podía quedarse en casa cruzado de brazos. Sintió que era su deber informar desde allí y aplicar los conocimientos de reporterismo de guerra que obtuvo en su país natal. Estos días el fotoperiodista sirio documenta en Ucrania escenas similares a las que vio en Siria, como el desplazamiento de refugiados, los bombardeos de edificios civiles o la lucha en el frente de combate, un espacio que muchos otros periodistas evitan a toda costa.

Al llegar a Ucrania, decidió parar unos días en Lviv para adaptarse y entender el mapa ucraniano antes de poner rumbo a Odessa, una de las ciudades ucranianas más destacadas del conflicto y que también está siendo bombardeada. El trato discriminatorios que viven los refugiados en función de su origen y color de ojos también tiene lugar entre los periodistas. Barakat no oculta su sorpresa ante la actitud de reporteros y periodistas de renombre que decidieron quedarse en Lviv, en el este del país, donde los ataques rusos son anecdóticos. Muchos de esos periodistas se pasaban el día “bebiendo café y cerveza” pero no dudaban en colocarse el chaleco antibalas, cascos y cámaras para hacer sus conexiones en directo y dar sensación de caos y peligro. A Barakat le indignan estas escenas porque él mismo está teniendo dificultades para conseguir un chaleco antibalas y un casco, hasta el punto de que sopesa pedírselos al Ejército ucraniano.

La foto que abre este reportaje muestra a Barakat en 2016 cubriendo la guerra en Siria con un atuendo que recuerda a los colores de la bandera de Ucrania. En aquel entonces, este fotoperiodista no podía imaginar que hoy cubriría las atrocidades del Ejército ruso en un país tan desconocido y lejano para él como Ucrania. Tampoco se imaginaba organizando una campaña a través de internet para recaudar fondos que le permitieran viajar a territorio ucraniano para seguir ejerciendo el periodismo. Lo hizo y lo consiguió porque muchas personas creen en su trabajo. “No tengo seguro de viaje, ninguno de los medios con los que colaboro me ha dado nada, todo está a mi cargo”, explica. “Si soy capaz de cubrir la guerra, ¿por qué no hacerlo?”, reflexiona.

El fotoperiodista Louai Baracat en Odesa – Ucrania / Foto cedida

Hay un asunto que indigna especialmente a Barakat: la costumbre de algunos periodistas por ganar protagonistmo y presentarse como héroes o víctimas, o ambas cosas, cuando viajan a zonas en conflicto. En opinión de este fotoperiodista, en Ucrania ha habido demasiados reporteros en comparación con otros lugares del mundo que también padecen la guerra pero no despiertan interés mediático. “Mucha gente está buscando fama hoy. Estaba en la estación de tren para ir a Odessa y vi cómo ponían cascos y chalecos en zonas en las que no era necesario. Se entregaron cascos y chalecos a personas que no los necesitaban», critica.

Sobre las similitudes entre la guerra en Ucrania y Siria y el trato de los medios, Barakat cree que la guerra es la misma atrocidad en cualquier lugar, con matices como que en Siria comenzó a raíz de una revolución popular contra un dictador, mientras que en Ucrania se trata de una invasión por parte de otro país. Barakat también destaca las diferencias en la política de la Unión Europea hacia estas dos guerras porque, en su opinión, los líderes europeos están interesados en continuar la guerra en Siria, mientras que se esfuerzan por detener la guerra en Ucrania porque “Rusia no se detendrá hasta llegar a Berlín”.

¿Cree que la cobertura seguirá a este ritmo si continúa el conflicto?

“Creo que muchos periodistas se irán si se calienta la situación, pero por otro lado hay periodistas que están haciendo un gran trabajo, me quito el sombrero con ellos”, explica Barakat.

Las diferencias entre estas dos guerras no acaba ahí. Este fotoperiodista sirio destaca que la libertad de prensa es más amplia en Ucrania que en Siria. El Ejército ucraniano permite hacer fotos y concede entrevistas, dos cosas impensables en Siria. “Ojalá pudiera volver a cubrir allí [a Siria], pero no hay garantías para ejercer mi trabajo en absoluta libertad. Si tuviera total libertad de trabajo periodístico en Siria, no estaría en Ucrania ahora”, concluye.

كاتب

  • Okba Mohammad

    Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana

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Okba Mohammad

Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana
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