Amanda Figueras: “Lo normal es que seamos diversos, el foco hay que ponerlo en ser capaces de ver lo positivo de la diversidad”
La escritora habla con Baynana sobre su experiencia como europea musulmana, la perspectiva del feminismo como una mujer que abraza el Islam, cómo la socidad lo entiende, y sus consecuencias.
Amanda Figueras (Barcelona, 1978) es una escritora y periodista española que estudió Periodismo en Madrid y Lisboa. Trabajó en el diario El Mundo durante más de diez años. Durante su carrera fue enviada a muchos países del mundo como Japón, Kazajstán, Noruega y Qatar. Amanda se convirtió al Islam durante la última década, después de leer sobre ello por razones profesionales, y escribió un libro llamado Por qué el Islam, en el que relata su experiencia.
El pasado mes de septiembre, Amanda implementó el curso de Diálogo Interreligioso e Intercultural, organizado por el Foro de Abraham junto con el Programa de Comunidades Sostenibles de la Iniciativa de Cambio del Reino Unido. “Mi interés es crear espacios donde las personas que vienen y quienes somos nos puedan encontrar. Ojalá sintamos un diálogo de empatía. Nuestra herencia es para ello. A partir de ahí, con el tiempo, lo ideal es que surja la empatía. Esto nos ayuda a tener sociedades más cohesionadas”, explica.
¿Cómo es la visión de una mujer española convertida a una religión distinta a la mayoritaria en su país, que usa el hiyab, que abraza el Islam y se considera feminista? ¿Cómo la percibe la sociedad? Hablamos con ella sobre estos asuntos.
¿En qué medida acepta la sociedad en España que un español elija una religión distinta a la suya, y en particular el Islam?
Yo creo que la sociedad española tiene algunos problemas con aceptar lo que es y lo que considera que es diferente. Yo no era cristiana, católica. Creo que siempre cuesta. Y, no solo en la sociedad española. Creo que en general aceptar las diferencias supone un esfuerzo y por eso a mí me gusta precisamente trabajar en esto, no en cómo hacer tanto a nivel personal, sino a nivel social. Cómo hacer aceptar las diferencias y sobre todo, ver lo positivo que tienen. Siendo así algo más fácil para todos.
Es importante saber que aceptar las diferencias no quiere decir estar de acuerdo con ellas, sino simplemente valorarlas. Entender que su existencia es algo que está bien y que es válido. Aceptando, validando, que existen diferencias, hay lugar para todos en el mundo.
¿Puedes explicar tu experiencia como española al convertirte al Islam y cuál es la visión de la sociedad y la familia? ¿Y crees que la reacción (la respuesta) ocurre con todos los que se convierten al Islam? ¿Por qué has eligido el Islam y no otra religión?
Yo soy creyente, creo en Dios y al final todo sucede porque él quiere. He escrito un libro que se llama Por qué el Islam: mi vida como mujer, europea y musulmana, en el cual hablo de mi experiencia y también de la de otras muchas personas, hombres y mujeres que han pasado por un camino un poco similar. Porque al final todas las experiencias de personas que regresan al Islam tienen bastantes puntos en común.
También en este libro hablo de esas cosas que no se ven y que son las que más me atrajeron al Islam, porque al final, desde fuera lo que se ve son las cosas físicas. Cómo viste parte de la población musulmana, qué costumbres tienen y sobre todo qué no hacen. Pero es lo que no se ve en el Islam, lo que realmente a mí y a la mayoría de las personas que descubren esta religión nos atrae. Es esa belleza, esa manera de vivir, porque el Islam no es algo que tú practicas durante unas horas y otras no, sino que es una manera de afrontar la vida y de estar en él, con él, en el universo. Entonces yo creo que es eso lo que más me cautivó.
Sin embargo, si me preguntas qué es lo que más me ha afectado, cómo se afronta, o qué lecciones he aprendido… Aparte de mi experiencia personal, en lo que supone salir del armario, exponerte, el mayor aprendizaje que me llevo quizás es el de haberme dado cuenta de lo que significa perder los privilegios. Me refiero a que yo al decidir que prefería vivir como musulmana, intentando ser cada vez mejor, practicar mejor (como puede ser llevando el pañuelo si me apetece hacerlo), te das cuenta que los demás te miran de una manera diferente.
Tú ya no eres, yo ya no soy la Amanda de antes, la que trabajaba en El Mundo y era una chica independiente, libre, guapa y estupenda. Ahora soy Amanda, la musulmana. La gente me ve y se materializan en mi todos los prejuicios que hay sobre el Islam (y con los cuales las mujeres sufren por todos [ellos]).
Lo mismo con la extranjerización. Me tratan de inculta, de pobre, todo eso lo plasman sobre mí y no pasa nada. Por un lado está bien porque me ha hecho aprender qué es vivir como vive el resto de la sociedad, al cual yo no prestaba atención como lo hago ahora. Me ha hecho ser consciente de este dolor, de esta situación de injusticia al vivirla en primera persona. Aunque obviamente no la vivo igual, hay diferentes racismos y opresiones que no me tocan a mí. Siguen habiendo muchos frentes, y leyes que los amparan y afectan a otras muchas personas. Eso me hace querer trabajar para intentar solucionar estos problemas. Me ha estimulado para intentar hacer las sociedades más cohesionadas, más resilientes, y más abiertas a lo que supuestamente es la diferencia.
Convertirse en musulmana en este país, ¿afecta a sus relaciones en sociedad: en el trabajo, en los medios de comunicación y/o en las escuelas?
Claro que sí. Tiene consecuencias a nivel profesional, social, familiar. En todos los niveles. Tiene muchas cosas positivas, es un proceso que me enriquece día a día. La parte negativa sería esta de la que venimos hablando, de la dificultad que tienen algunas personas y también los sistemas en los que vivimos para entender que no solo hay una manera de vivir y no solo hay un punto de vista; que todas las personas tienen que tener los mismos derechos y oportunidades en la vida. Entonces no todo el mundo está preparado para hacer las cosas así.
El racismo no solo es algo que esté dentro de una persona: si esa persona trabaja a nivel institucional, las instituciones acaban también siendo racistas. Es decir, que el racismo nos afecta porque está también en las instituciones, en la manera en la que se diseñan las políticas. Encontramos racismo incluso en cosas tan sencillas como los sistemas para solicitar una cita: si eres extranjero y necesitas pedir una cita para hacer las huellas en una comisaría, tienes que estar 24 horas dándole al F5, refrescando la pantalla para ver si encuentras un lugar libre o pagar en una mafia.
Hay activistas que trabajan específicamente en esto y han desarrollado programas de voluntarios para buscar citas para personas extranjeras. Personas que necesitan una cita para solicitar su derecho de defender una petición. Yo creo que esto es inadmisible.
¿Sientes que te discriminan por ser española y convertirte al Islam?
En mi libro hablo de eso, y luego uso mis redes sociales para denunciar casos de discriminación similares al mío. Es algo que afecta a todos los musulmanes, o a las personas leídas como musulmanas, que no hace falta que practiquen el Islam. Por ejemplo, una persona con rasgos árabes, de los cuales todo el mundo supone que son musulmanes cuando pueden ser cristianos. O una persona no practicante del Islam, que ya se da por hecho que es musulmán. Todo este tipo de discriminaciones se dan hacia estas personas.
Las mujeres que llevan el velo son dianas perfectas para este tipo de discriminación. Lo que mucha gente no sabe es que hay mujeres, chicas, a mí me escriben muchas, que me dicen “yo me quiero poner el pañuelo, pero no me atrevo”. Estos casos se dan muchísimo. Justo ayer me escribía una madre que ha tenido que cambiar de colegio a su niña de nueve años porque le están haciendo bullying racista, se meten con ella porque su familia es marroquí. La niña ha nacido aquí, pero da igual, porque hay acoso escolar a niños con motivaciones racistas y no se hace nada. También creo que los profesores no tienen la formación, no son conscientes de que esto pasa.
¿Existe alguna diferencia para la sociedad española, entre un musulmán de origen español o un musulmán inmigrante o refugiado? En caso afirmativo, ¿cuál es esa diferencia?
Hay diferencias, claro. Yo creo en la intersección de las opresiones. Por ejemplo, tú me ves ahora y ya ves mi pañuelo, pero yo llamo para alquilar un piso y digo que me llamo Amanda Figueras y de entrada no hay ningún problema para quedar conmigo. Sin embargo, si te llamas Fátima Mohammed, seguramente te dirán que el piso ya está alquilado. Entonces, por supuesto que hay diferencia. Yo tengo más ventajas y privilegios. Si tú me ves por la calle por primera vez, entonces ya no tendré ese privilegio, pero por supuesto tengo muchos más.
Como el haber tenido una educación, habiendo nacido aquí, en el sistema español sin haber sufrido una discriminación. No como mis compañeras, por ejemplo, negras o de nacimiento africanas, afrodescendientes que ya durante toda su vida, desde su nacimiento y las primeras etapas de su vida han tenido que sufrir eso en su piel, esa discriminación y ese rechazo. Y han tenido que perder el tiempo preguntándose si esta mala cara, esa agresión física, esa agresión verbal, ha sido consecuencia de que son negras, de que son gitanas o de que su madre lleva un pañuelo en la puerta del colegio cuando va a recogerla. Es decir, hay una diferencia brutal.
Yo soy, por supuesto, si me pongo a comparar, una privilegiada, porque yo toda esa discriminación durante mi proceso de crecimiento no la he sufrido hasta que yo decidí hacerme musulmana y ponerme el velo. Entonces me solidarizo muchísimo con las personas que sienten unas opresiones que no se pueden quitar de ninguna manera. Si tu piel es negra, no hay manera de que te la quites. Por ello tenemos que unirnos, darles voz y de alguna manera, yo estoy intentando formarme, aprender o potenciar la diferencia y seguro que con muchos errores, pero con la mejor intención. De alguna manera, reparar o hacer partícipe a toda la sociedad de que esto tiene que cambiar.
Como musulmana europea: ¿también estás expuesta a la islamofobia y cómo describirías la islamofobia en España?
La islamofobia es una realidad en España, en Europa y en el mundo. Para mí una de las cosas más graves que suceden en España es que no se la tenga en cuenta como para ni siquiera darle la importancia de recogerla con su epígrafe concreto dentro de los delitos de odio. Es decir, el Ministerio del Interior recoge los delitos de odio que ha habido durante el año para tener una información sobre qué es lo que pasa. Y como tenemos el delito de antisemitismo, no encontramos el de islamofobia. Se recoge dentro de los delitos (creo) que se llaman por ideología.
Hay asociaciones que llevan tiempo trabajando para que esto no sea así pero aún no lo han logrado. O sea, las instituciones saben lo que pasa en España, hay asociaciones que con financiación europea y demás hacen un trabajo con voluntarios y con pequeñas ayudas van recogiendo los casos que se denuncian. Eso me parece muy, muy grave. Estamos avanzando bastante en ser conscientes, en nombrar los delitos racistas por su nombre, los delitos homófobos por su nombre, y también tenemos que hablar de lo que es la islamofobia y darle nombre, porque lo que no nombramos no existe.
¿Qué opinas sobre que se estigmatice a la comunidad musulmana con el terrorismo, o criminalizarla solo por la religión, sin un comportamiento que requiera etiquetarlos como terroristas?
Recientemente ha habido un atentado realizado por un supuesto musulmán en Noruega. Una persona con un arco y una flecha que lamentablemente ha matado a cuatro o cinco personas. Estaba oyendo esta mañana las noticias y el presentador, en una televisión potente, decía “parece que el atentado tiene motivaciones islamistas”. Yo me pregunto: ¿el hecho de que alguien coja un arco y una flecha para matar a alguien, qué motivación islamista puede tener? Una persona que había amenazado también con matar a sus padres, cuando una de las cosas principales que están en las bases del Islam es el amor y el respeto a los padres.
Entonces, yo creo que afortunadamente sí que estamos cada vez siendo más conscientes de separar. Separar lo que es y lo que no son las cosas. Hay gente que por las motivaciones que sean y por las razones que sean, mata a otras personas. ¿Y qué sucede? ¿Han dicho que son musulmanes o no? No sé, es que no, que hay millones de musulmanes en el mundo y no hay millones de personas que matan a otras personas. Entonces los primeros que sufrimos de esta estigmatización somos nosotros. Cuando hay un atentado con cualquier cosa, así nos encontramos diciendo, por favor, que no sea un musulmán, que no sea un musulmán.
¿Cuál es el papel de los medios de comunicación y las instituciones estatales en esto?
El papel de los medios [es] fundamental en reproducir los discursos negativos en torno a la inmigración y a los musulmanes. Al respecto de todo lo que es diferente, digamos de la mayoría, dentro de todas las minorías, no como que estigmatizan a todas las minorías en general. Por supuesto las instituciones como he dicho antes, también están dentro de este sistema, que yo creo que es racista, y creo que el trabajo que debemos hacer es potenciar este cambio de narrativa en el cual seamos capaces de ver lo positivo de la diversidad y de la multiculturalidad. Porque es lo natural, la naturaleza es diversa, el ser humano es diverso y es que no puede ser de otra manera.
Lo decía una participante recientemente en un ciclo de diálogo interreligioso e intergeneracional que hemos hecho desde el Foro Abraham junto con el programa Sustainable Communities, Initiatives Of Change UK, gracias al apoyo del Centro Internacional del Diálogo (KAICIID). Si en un mismo edificio en una reunión de vecinos, cada uno tiene una opinión diferente y si yo tengo dos hijas y ellas dos son tan diferentes, no sé por qué nos extrañamos cuando vemos que la sociedad también es muy diversa. Lo normal es que seamos diversos, el foco hay que ponerlo en ser capaces de ver lo positivo de la diversidad.
España estuvo estrechamente asociada con el Islam y los musulmanes durante los siglos pasados, especialmente el sur de España. ¿Cómo se ha reflejado esto en los musulmanes del pasado y del presente?
Hay un legado inmenso del Islam en ese tiempo. Hay fundaciones, personas y escritores que han trabajado mucho por recuperar esto que se llama legado andalusí. Sin embargo, parece que estamos un poco empeñados en borrarlo de nuestra historia. Sería un regalo increíble volver a abrazar nuestro pasado, que tanto nos enriquecería.
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