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Entre el descuido y la negligencia: la odisea de una niña siria con cáncer en España

La familia Dumaramy denuncia la falta de atención de Cruz Roja Valladolid desde que llegaron a la ciudad en septiembre de 2020. Sobre todo, alegan que no se hace lo suficiente por la salud de su hija mayor, quien sufre un Sarcoma de Ewing

Clara Pino

Este reportaje se actualizó por última vez el 28 de diciembre, los detalles a continuación.

En la casa de la familia Dumaramy huele a café sirio. Un café que sabe a caramelo y que contrasta con la amargura de la realidad que narra Alaa Hamad y Abdul Dumaramy. Describen como numerosos descuidos institucionales están acabando con la esperanza de empezar una nueva vida e insisten en que no pueden llamar hogar a la vivienda donde residen. Las paredes del baño llenas de humedades, las baldosas levantadas que han supuesto más de una caída para Jana –hija mayor de la familia Dumaramy–, y varios electrodomésticos destartalados no impiden que reciban al equipo de Baynana de la manera más hospitalaria posible.

El 24 de septiembre de 2020 un avión procedente de Beirut aterrizó en Madrid. Dentro de él viajaban Alaa, Abdul, Joud y Jana, la familia Dumaramy. Un viaje que suponía cambiar sus vidas y, sobre todo, mejorar la salud de Jana, su hija mayor de 7 años. Nueve días antes había pasado por una operación que duró 15 horas en el Hospital Americano de Beirut para intentar extirpar un sarcoma de Ewing, un cáncer de huesos que ha afectado a su pierna derecha. La familia Dumaramy ha vivido en el sur de Líbano desde 2011. Allí Abdul Dumarany trabajaba como mecánico y eso le permitió ahorrar lo suficiente para pagar la costosa operación de su hija.

foto de JANA recién operada y viajando en el avión. foto cedida

Llegaron a Valladolid a través del programa de asilo de Cruz Roja, quienes les acompañarían a su llegada, les proporcionarían lo necesario para que comenzaran su estancia en la ciudad castellano y leonesa y atenderían la salud de Jana. Su recibimiento en la ciudad fue un “piso oscuro, lleno de humedad e inhabitable para una niña recién operada que necesita desplazarse en silla de ruedas”, narra Alaa Hamad, madre de Jana. Allí vivieron durante dos meses hasta que pudieron mudarse a su actual residencia. Más accesible pero con humedades en las paredes, destrozos en el suelo y todavía sin las condiciones necesarias para Jana.

foto de la casa donde vive la familia Dumaramy por Clara Pino

“Desde que llegamos hasta hoy está siendo una pesadilla”, afirma el matrimonio Dumaramy. Durante su viaje, Jana alcanzó los 40º de fiebre en el avión. Los médicos recomendaron que tan pronto como llegaran acudieran al hospital más cercano, porque la herida de la operación debía curarse a diario. Al llegar a Valladolid, permanecieron durante el fin de semana sin ninguna atención por parte de Cruz Roja. Hasta que finalmente el lunes trasladaron a Jana al Hospital Clínico de Valladolid debido a la gravedad de la infección, que provocó que permaneciera ingresada durante 16 días. Después de este suceso, comenzó su tratamiento con quimioterapia, que dejó a Jana 6 meses ingresada en el área de pediatría del hospital debido a una metástasis en los pulmones.

“Imagina llegar a un país nuevo, sin saber el idioma, sin conocer la ciudad; y tener que comenzar una nueva vida”, relata Alaa Hamad. La familia alega que fueron “abandonados a su suerte” y que a pesar de sus sucesivas quejas la situación no cambia. Denuncian también la falta de intérpretes durante las revisiones médicas. La legislación española establece que las personas acogidas al programa de asilo tengan acceso gratuito a servicios de traducción, a través de la organización que se ocupa de su acogida, en este caso, Cruz Roja. “Tenemos revisiones casi mensuales y nunca ha venido nadie con nosotros”, explica Alaa. 

Recalcan casos como el del pasado 11 de noviembre. Jana tenía que acudir a Madrid para una revisión en el Hospital Niño Jesús, referente en cáncer pediátrico. Abdul, padre de Jana, reclamó varias veces que necesitaban una ambulancia equipada, un trabajador de Cruz Roja y un intérprete para llegar a Madrid. “Tuvimos que insistir numerosas veces para que nos ayudaran”. Finalmente acudieron a la consulta Abdul y Jana solos, con una ambulancia adaptada, pero sin equipo médico ni traductores.

Un videoclip del padre en la ambulancia mientras se dirigía con su hija Jana al Hospital Jesús. Traducción al español a continuación.

“Hoy es 11 de noviembre. Ahora mi hija Jana y yo vamos a Madrid en la ambulancia. Estamos solos en el auto y yo no hablo español. Esta es la segunda vez que vamos solos y nadie va con nosotros. La organización nos dice que vayamos solos. Esta es la carretera de Madrid, este soy yo y esta es mi hija. Se queja del mal trato a las personas por parte de Cruz Roja”.

Traumatóloga del hospital Clínico de Valladolid que afirma que la familia acudió sin intérprete

El equipo de Baynana se ha puesto en contacto con Cruz Roja Valladolid para contrastar las afirmaciones de la familia Dumaramy. Ningún responsable quiso contestar a las preguntas pertinentes. 

Ante la negativa de Cruz Roja a responder una sola de las preguntas enviadas, Baynana contactó con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, responsable de los programas de acogida y también de pagar la subvención que cada año Cruz Roja recibe supuestamente para este fin.

El Ministerio responde que, bajo el programa ordinario o en el marco del programa anual de reasentamiento, es la entidad de acogida de la familia Dumaramy la que debe acompañar a la familia en sus necesidades. Con el fin de cumplir lo dispuesto en los artículos 30 y siguientes de la Ley 12/2009, que regula el derecho de asilo y protección.

Asimismo, el Ministerio afirma que es Cruz Roja Valladolid quien debe actuar como facilitador ante las administraciones competentes para el acceso, en este caso, a la sanidad y escolarización. También los procedimientos administrativos son facilitados por las entidades financiadas por el Gobierno para la acogida y acompañamiento en la integración. Por último, las necesidades específicas de cada persona están sometidos a constantes procesos de evaluación para garantizar la correcta prestación de servicios a las familias beneficiarias.

Sin tarjeta sanitaria ni educación medio año después

El 4 de junio de 2021 nació el tercer hijo de la familia. Según un audio al que Baynana ha tenido acceso donde Cruz Roja trata de desentenderse del caso, fue la matrona que atendió a Alaa después de dar a luz quien dio parte a la trabajadora social de su Centro de Salud para realizar los trámites necesarios. Fue la única manera de inscribir a la familia en el Sistema Nacional de Salud y conseguir la tarjeta sanitaria. 

Antes del parto, Alaa acudió a Cruz Roja Valladolid con el fin de obtener lo necesario para cuando naciera su hijo. Señala que cuando acudió a la oficina de Cruz Roja a pedir ayuda, la única respuesta que obtuvo fue “que hablara con asociaciones de la ciudad”. Fue la asociación REDMADRE la que le proporcionó inicialmente pañales, leche y un carrito para poder desplazarse. Además, relata cómo, tras nacer el bebé, Cruz Roja estuvo tres días sin contactarlos. “Ni una llamada, ni una visita, ni nada”, lamentan.

Cruz Roja Valladolid tampoco inscribió a los hijos de la familia en el sistema educativo, según el matrimonio Dumaramy. Así, sus hijos pasaron el primer año de estancia en Valladolid sin escolarización, lo que dificultó en gran medida la adaptación de los niños a la ciudad. Aunque comenzar el colegio haya facilitado el aprendizaje de español para Jana y Joud Dumaramy, Cruz Roja no ofrece clases intensivas de castellano a la familia, como hacen otras asociaciones de acogida migrante que también reciben subvenciones públicas para este fin. Cruz Roja solo ofrece una clase a la semana. 

“Necesitamos aprender el idioma para poder integrarnos en la sociedad y depender de nosotros mismos, pero lamentablemente, el colmo de la imprudencia y el descuido no cambian nada”, denuncia Alaa Hamad. Sin clases de español, cada día esta familia repasa videos de YouTube para acelerar su proceso de aprendizaje.

Sin alternativa habitacional

A estos problemas se le suma el fin de su contrato en su casa actual en marzo de 2022. Cruz Roja ha delegado la búsqueda de un nuevo piso a la familia Dumaramy. Insisten en su difícil situación para buscar un nuevo hogar con las condiciones necesarias. La falta de trabajo, el presupuesto suficiente y la barrera del idioma dificultan su capacidad para encontrar un nuevo hogar.

Según el portal Idealista, un piso con mínimo dos habitaciones, ascensor y en el actual barrio donde reside la familia Dumaramy cuesta alrededor de 550€. A estas características, se debe añadir que el piso tiene que estar adaptado para una persona que necesita silla de ruedas, por lo que la dificultad para encontrar un nuevo hogar aumenta. “Cada vez que llamamos y narramos nuestra situación, siempre nos cuelgan”, denuncia Abdul. Pasa gran parte de su día buscando pisos en diferentes portales de internet. “Necesitamos una nueva vivienda, porque tenemos miedo de quedarnos en la calle”.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 había en España 8.170 personas procedentes de Siria, país que se encuentra en guerra civil desde 2011. En Castilla y León hay 401 refugiados sirios. Personas que migraron por miedo, motivos económicos, para buscar un mejor futuro o, como la familia Dumaramy, por mejorar la salud de Jana. “Siempre intentamos tener una sonrisa por nuestros hijos, pero nuestros corazones lloran”, repite Alaa al hablar de cómo los sucesivos descuidos hacen que su esperanza se desvanezca cada día. A pesar de ello, agradecen su acogida en España. Esperan que esta situación cambie lo más rápido posible.

*INFORMACIÓN ACTUALIZADA EL 28 DE DICIEMBRE A LAS 15:10

La versión inicial de este artículo no incluía las respuestas del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, quienes aluden que la familia Dumaramy está bajo la atención de Cruz Roja, entidad financiada por el programa internacional de Sistema de Acogida.

ACTUALIZACIÓN 14 de enero: El 13 de enero, 37 días después de la fecha límite para contestar, Cruz Roja remitió a Baynana sus respuestas acerca de la situación de la familia Dumaramy. Esta organización, financiada con fondos públicos del Programa de Reasentamiento, asegura que sí facilitó asistencia completa a la familia Dumaray desde su llegada a Valladolid. Cruz Roja no aclara qué tipo de ayuda específica facilitó ni aporta pruebas documentales. Pero insiste en que su asistencia sociosanitaria, servicios de traducción, y apoyo psicológico y educativo estuvieron disponibles en todo momento. Cruz Roja también asegura que no recibió quejas por parte de la familia Dumaramy,. En contraposición con el testimonio y evidencias a los que tuvo acceso este medio.

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