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INICIODERECHOS

La periodista colombiana que descubrió al asesino de su padre

El padre de Diana López Zuleta fue asesinado cuando ella tenía diez años. Creció con la idea de estudiar periodismo para investigar este crimen. Pudo desenmascarar al asesino a través de la reconstrucción de los hechos, y contó la historia en su libro Lo que no borró el desierto . Tras cumplir esta misión, ahora se plantea dejar el periodismo debido a la precariedad.

La periodista Diana López Zuleta, de 37 años, cuenta con un chaleco antibalas, un coche blindado y dos escoltas que la acompañan en todo momento en la capital colombiana, Bogotá. El Estado le proporcionó este sistema de protección después de que el asesino de su padre, el exgobernador de La Guajira Juan Francisco Gómez, conocido como Kiko, fuera condenado a 40 años de prisión en 2017.

Zuleta, quien colabora con varios medios de comunicación, incluido EL PAÍS, se encuentra amenazada de muerte por sus investigaciones sobre el asesinato de su padre y la publicación de información en la prensa relacionada con ese y otros crimenes. Además, corre peligro por la publicación de su libro Lo que no borró el desierto, una obra investigativa que proporciona numerosos detalles sobre el caso de su padre, Luis López Peralta.

Un periodista suele investigar y contar historias de otras personas, pero ¿qué sucede cuando es víctima de un suceso como el asesinato de su padre? Esto ocurrió a Zuleta, quien se encontró en una situación excepcional cuando mataron a su padre. A raíz de aquello estudió periodismo y buscó investigar para descubrir al asesino. Esta periodista se convirtió en el foco principal de la historia, combinando los roles de investigadora, testigo y víctima.

El crimen 

Era sábado 22 de febrero de 1997. Zuleta, entonces de 10 años, recuerda que salía del baño esperando la llegada del profesor de guitarra: le iba a enseñar una canción que le dedicaría a su padre por su 40 cumpleaños, el 25 de febrero. Sonó el teléfono en su casa y contestó su madre: “Su expresión cambió, parecía asustada y aterrorizada”, cuenta la periodista. Luego de colgar la llamada, su madre le dijo que su padre, Luis, había resultado herido de bala y trasladado a la clínica de Valledupar, en La Guajira, al norte de Colombia.

Luis López Peralta, padre de Zuleta, ejercía como concejal y había sido candidato a alcalde de Barrancas, una localidad en La Guajira. Mantenía amistad con su asesino, el exgobernador Kiko Gómez, con el que además compartía la misma afiliación política. Además de sus responsabilidades políticas, Peralta dirigía varios negocios. Esa mañana, al entrar en el hotel Iparo, donde se encontraba su oficina, uno de sus conocidos lo recibió en la puerta y dijo su nombre en voz alta. Aquello sirvió como señal para dos sicarios que aguardaban la confirmación para llevar a cabo el asesinato, según descubrió Zuleta durante sus investigaciones, años después.

La mirada de la periodista va a derecha e izquierda en un intento de recordar todos los detalles mientras habla con Baynana por videollamada desde su casa en Bogotá. «Mi hermana Andrea estaba sentada en las piernas de la novia de mi papá, mirando hacia la puerta. Cuando entraron los sicarios, gritó: ‘¡Papá, te van a matar!'», relata. Los asesinos dispararon al hombre al entrar, alcanzándole el cuello con un balazo. Inmediatamente, un coche de la oficina del alcalde Kiko Gómez llegó y le trasladó a una clínica cercana, a la que llegaron su hija Zuleta y su madre.

Tres horas después de ser herido, anunciaron su muerte. «Murió desangrado», dice Zuleta. El hermano de Kiko Gómez, médico, estuvo presente en la clínica aunque no era su turno, y también fue quien salió a anunciar la noticia del fallecimiento. La presencia del hermano del asesino en la clínica levantó sospechas en la periodista, quien en el libro pone en duda sus intenciones. El hombre que había recibido a la víctima en la puerta del hotel y dado la señal a los sicarios y estos dos últimos fueron asesinados años después. Kiko Gómez fue responsable de estos asesinatos, según las investigaciones de la periodista.

Al día siguiente del crimen, Gómez asistió al funeral de su amigo y participó en el traslado del ataúd con sus propias manos. Durante el funeral pronunció un discurso: «Mataron a mi mejor amigo», dijo. En ese momento, nadie sospechaba que él fuera el asesino. Una de las estrategias del exgobernador para disipar las sospechas sobre él fue asistir y dar condolencias a los familiares de sus víctimas, como cuenta la periodista Zuleta en su libro. «Gómez tenía un modus operandi específico: ordenaba el asesinato y luego asistía a los funerales de las personas a las que ordenaba matar, y en algunos casos donaba ataúdes a sus víctimas y proporcionaba comida a sus familias», explica.

Tras el crimen, la fiscalía inició investigaciones en La Guajira, pero las archivó ocho meses después alegando que «no había elementos suficientes para completar la investigación». La periodista explica en el libro que los fiscales encubrieron a Gómez durante años. Pasaron años sin que se hiciera justicia, a pesar de que Gómez ordenó el asesinato de muchas otras personas, según Zuleta.

Kiko Gómez tenía control total de varios sectores militares y fuerzas del ejército operando bajo su mando. Gómez fue implicado y condenado en 2017 por formar un grupo «supuestamente» destinado a combatir a la guerrilla, explica Zuleta. La mujer detalla que las víctimas no eran exclusivamente guerrilleros; más bien, fue un pretexto utilizado por Gómez para eliminar a sus oponentes.

Zuleta creció en un ambiente plagado de miedo debido al control ejercido por las fuerzas militares en la zona donde residía. En ese entorno, las personas vivían en constante temor y cautela, evitando mencionar abiertamente nombres de personalidades y comunicándose en susurros y gestos. A pesar de las circunstancias, Zuleta logró obtener su licenciatura en Periodismo y Comunicación en la Universidad de Barrancas, ubicada a cinco horas de La Guajira. Enfrentó la presión de su familia, que se oponía a que Zuleta reabriera el caso del asesinato de su padre al temer por su seguridad.

Terminó sus estudios en el año 2007 y comenzó a trabajar en la universidad en el campo de las comunicaciones. También empezó entonces a investigar las circunstancias del asesinato de su padre, acudiendo a los lugares donde ocurrieron los acontecimientos para reconstruir los hechos. Allí recopiló testimonios, realizó entrevistas y ejerció como reportera.

La justicia 

Yandra Brito, exalcaldesa de Barrancas, se enfrentaba a presiones por parte de Kiko Gómez, quien le exigía cumplir con demandas que incluían la firma de contratos y la realización de determinados nombramientos, entre otras cosas. Brito se negó a ceder. En respuesta, Gómez ordenó el asesinato de su esposo, Henry Ustarez, en 2008. Brito se esforzó a partir de entonces en descubrir la identidad del asesino. A pesar de haber interpuesto denuncias y haber buscado condenas, no logró ningún avance en el caso. La exalcaldesa sintió  que Gómez la castigaría por desafiarlo y temió por su vida.

En 2012, Brito contactó al periodista Gonzalo Guillén y le relató los detalles del asesinato de su esposo y sus temores sobre posibles represalias por parte de Gómez. Guillén inició de inmediato una investigación sobre los crímenes de Kiko Gómez y documentó el testimonio de Brito en un informe de 25 páginas. Pocos días después de contactar al periodista, Brito fue asesinada en circunstancias misteriosas que apuntaban a Gómez.

Tras este asesinato, la Corte Suprema de Justicia de Bogotá inició una investigación sobre Kiko Gomez. Las autoridades afrontaron dificultades para capturarlo, «ya que intentaba huir cuando se intentaba detenerlo o fingía estar enfermo», explica Zuleta. A raíz de este último crimen, el caso del padre de la periodista fue reabierto por la justicia. Un año después del asesinato de Brito, el periodista Guillén entregó a la fiscalía los documentos que poseía: contenían información sobre los asesinatos de Brito, de su esposo y del padre de Zuleta, además de aproximadamente otras 130 personas.

El periodista posteriormente publicó un artículo revelando los crímenes atribuidos a Kiko Gómez. Por su parte, Zuleta también presentó sus testimonios e información obtenida durante su investigación periodística, que resultaron ser elementos nuevos para ayudar en el proceso judicial que culminó con dos condenas contra Gomez: una de 40 años de prisión por ordenar el asesinato de Peralta y la otra de 55 años por otros delitos.

Una de las preguntas que preocupó a Zuleta durante años fue: ¿Por qué querrían matar a mi padre? Encontró respuestas durante su investigación. Kiko Goméz lo había matado por sus aspiraciones a la alcaldía y porque Peralta denunciaba su corrupción y era obstáculo su camino. 

También descubrió que el transporte de su padre en el coche del alcalde, en lugar de en una ambulancia, contribuyó a su fallecimiento. «La hemorragia podría haberse detenido en el hospital de Barrancas antes de ser trasladado a otra clínica», dice. Por eso, cuando publicó su primer artículo en la revista Semana, lo tituló: “A mi papá lo mataron dos veces”.

Zuleta superó su miedo y cumplió su misión de exponer al asesino de su padre, quien fue condenado a prisión. Además, continuó investigando sobre corrupción y asesinatos como colaboradora en varios medios de comunicación, aunque la inestabilidad que afronta como periodista independiente la llevó a considerar dejar esta profesión. En un artículo reciente titulado «Los tabúes del periodismo y su fragilidad que nadie se atreve a exponer», publicado en la revista Periodismo de Al Jazeera, Zuleta explica la fragilidad de la profesión periodística y los bajos salarios que reciben los periodistas independientes. «Si dependiera de mí, siempre ejercería el periodismo,  no me interesa nada más. Pero la fragilidad e inestabilidad de esta profesión se ha vuelto insoportable», concluye en su entrevista con Baynana.

كاتب

  • Okba Mohammad

    Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana

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Okba Mohammad

Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana
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