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Turismo en Siria tras 13 años de guerra

Siria ha vuelto a la agenda turística, con más de dos millones de visitantes en el año 2023. Sin embargo, existe censura y se limitan los lugares específicos para visitar. Los sirios permanecen excluidos de toda esta ecuación.

Maria José apenas pudo hacer fotos durante su visita turística a Siria a finales de 2022. La fuerte presencial militar no fue el principal motivo, sino la sensación de sobrecogida ante la magnitud de la destrucción de 13 años de guerra, que han dejado 600.000 muertos en el país y que comenzó con una revolución pacífica en marzo de 2011. Vio pobreza en todas partes:“Son cosas que las ves y se llevan dentro, que no son para fotografiarlas”, cuenta en una entrevista con Baynana.

Maria José (un nombre ficticio de una madrileña de 49 años, por motivos de seguridad), describe su visita como “una aventura”  y “una patada en la boca del estómago” pero “necesarias para saber qué es lo que realmente está pasando en Siria”. La organización del viaje corrió a cuenta de una oficina turística. Este tipo de empresas solo aceptan pagos en dólares y en efectivo para evitar las sanciones estadounidenses y europeas al Régimen de Bashar al Assad.

El viaje costó 1700 dólares (1564.68 euros), además de 110 euros del precio del visado. Es imposible llegar en avión, así que desde España tuvo que volar a la capital del Líbano, Beirut, país con el que hace frontera. Desde allí entró en coche por zonas rurales: Un automóvil de la empresa siria que organizó el viaje vino a recoger a María a las afueras de Beirut y le comentaron que los coches con matrícula siria estaban teniendo problemas con las autoridades libanesas, por lo que no podían recogerlos directamente en el aeropuerto. “Me dieron muchas vueltas porque pensaban que le seguían los militares libaneses”, dice la madrileña.

El Youtuber y documentalista español Rubén Díez, conocido como Lethal Crysis, también ha viajado tres veces a Siria, la más reciente en 2023. Grabó tres episodios documentales sobre Siria después de más de diez años de guerra, así como en la ciudad de Alepo y las zonas costeras que no fueron afectadas por el conflicto. Díez entró con un visado de turista porque era la única manera de poder grabar un documental en Siria. 

En sus episodios, el ‘youtuber’ se centró en la vida local de los sirios mientras situaba a sus seguidores en el contexto de la guerra desde la perspectiva de un turista neutral: “Siria es uno de los países donde incluso una persona que está en contra del Régimen no te lo va a decir para protegerse a sí mismo o a su familia. Yo por el hecho de ir preguntando, podría condenarme el resto de días de viaje. Hablé con la gente sobre sus experiencias durante la guerra centrándome en el lado humano”, cuenta a Baynana.

Para este documentalista, el viaje fue “espectacular y no tuvo problemas como turista”.

La ciudad vieja de Alepo. Foto: Borja Abargues

La ciudad vieja de Alepo. Foto: Borja Abargues

Promoción turística y dinero para el Régimen

Según el Ministerio de Turismo de Siria, más de 2,17 millones de turistas de nacionalidades árabes y extranjeras visitaron este país en el año 2023. Los ingresos del sector turístico alcanzaron los 125 mil millones de libras sirias, equivalente a 7.096.125 euros. Esto supone un incremento del 120% con respecto a 2022, cuando 1,8 millones de personas visitaron Siria. 

Tras una caída en picado obvia al comienzo de la guerra, los medios de comunicación rusos y sirios aliados del Régimen de Assad comenzaron a promover el regreso del turismo en 2018, cuando el Régimen recuperó el control de gran parte del país. Un año antes de la guerra, en 2010, 10 millones de turistas visitaron Siria.

           Un gráfico que muestra el número de turistas que visitaron Siria entre 1995 y 2023.

Siria ha vuelto una vez más a las agencias de turismo internacionales y ha sido publicitada en exposiciones turísticas en todo el mundo. Sin embargo, el país fue clasificado en el informe del Instituto para la Economía y la Paz de 2023 como el tercero menos pacífico del mundo. La guerra continúa y solo en el año 2023 fueron asesinados más de 1.032 civiles, incluidos 181 niños y 119 mujeres, según ha documentado la Red Siria de los Derechos Humanos. Además hay registradas 2.317 detenciones arbitrarias.

En enero de 2024, la aerolínea siria Cham Wings promocionó el turismo en Siria como una “experiencia completamente segura” durante su participación en la Feria Internacional de Turismo en Madrid, ignorando 13 años de guerra. La presencia de la compañía en esta exposición se produjo pocos días después de que se le impusieran sanciones europeas «por su participación en el transporte de mercenarios desde Siria, el comercio de armas, el contrabando de drogas o el blanqueo de dinero», según anunció la Unión Europea.

Adriana Fernández (nombre ficticio de una periodista española por motivos de seguridad) viajó a Siria a principios de 2018. Comenta a esta revista que pagó 300 dólares, que equivalen a 276 euros, por un taxi que le impuso el gobierno para viajar entre las regiones. Fernández cree que es un medio utilizado por el Gobierno para obtener más dinero y tratar de controlar los movimientos de la personas que transportan, como le pasó a ella.

Esta periodista viajó a Siria pocos meses después del fin de las operaciones militares lideradas por Rusia y el régimen sirio en Guta Oriental, en las zonas rurales de Damasco, y en la regiones al sur de Siria, Daraa y Quneitra. Su objetivo era cubrir las consecuencias de estas campañas militares.

Censura 

Inmediatamente después de la llegada de Fernández a Siria, el Ministerio del Interior asignó a una persona para que la acompañara. Su trabajo debía ser la traducción y no fue opcional. “Hablaba español y nos traducía de una forma u otra, pero estaba claro que su papel era el de baby sitter y guardián de nuestra visita. Tenía un papel problemático en todo”, cuenta la periodista.

Y afirma: “Esta persona te ayudaba supuestamente para conseguir ciertas fuentes pero, eso lo hacía muy a medias. Luego cuando vas a los lugares dependiendo de si era información cómoda o incómoda en la que tenías que trabajar, pues te facilitaba la vida lo máximo”.

Cuando quiso que hiciéramos un reportaje sobre el regreso del turismo a Damasco no hubo problema. El traductor la acompañaba a todas partes y la trataba de maravilla, llevándola a todos los lugares con una sonrisa y alegría, según Fernandez. Pero cuando quiso reportar en Guta Oriental —atacada por armas químicas en 2013— todo cambió.

La periodista descubrió que las traducciones que hizo el empleado del Ministerio sobre los testimonios que estaba recogiendo en Guta Oriental y en el campo de Yarmouk fueron “inventadas y eran diferentes de lo que la gente le contaba”. Fernández tenía un buen nivel de árabe, gracias al que  podía entender el contexto de la conversación. Maria, que fue como turista y no a documentar la situación, comparte una experiencia similar.

Lo que más le llamó la atención a Maria José al entrar en territorio sirio fue que en todos los controles tenían que dar dinero a los militares a escondidas para cruzar. La joven visitó desde la capital siria, Damasco, hasta Maaloula, pasando por Alepo y Homs. A ella también le cansaba tener al traductor consigo todo el tiempo, incluso cuando estaba cenando con la familia de una amiga: «Más bien era como una niñera».

La joven no tuvo libertad estando allí, “aunque todo el tiempo te decían lo contrario”, señala y prosigue “el miedo del guía, el recelo en todos los controles del chofer…. Se notaba”.

Un guía turístico sirio en la cafetería de la última planta del Alepo Palace Hotel. Foto: Borja Abargues

Muchos sirios están fuera de la ecuación

Siria es el país con mayor número de desplazados internos, con más de seis millones, y de refugiados del mundo, una cifra que alcanza los 5,2 millones de personas repartidas en países vecinos como Turquía, Jordania y Líbano. Estos sirios no están dentro del contexto de la agenda turística.

Un informe de las Naciones Unidas de febrero de 2024 reveló graves violaciones y abusos de Derechos Humanos cometidos por el Gobierno, las autoridades de facto y otros grupos armados, incluidas detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos. “Este informe presenta un panorama muy inquietante del sufrimiento de los retornados, especialmente de las mujeres”, afirma el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk.

Entre los ejemplos más destacados de quienes regresaron a Siria, es el activista sirio Mazen Hamada, de 42 años. Desapareció inmediatamente después de su regreso a Siria en 2020, después de haber sido refugiado en Holanda desde 2014. Hamada es un superviviente torturado que fue sometido en las prisiones del Régimen sirio después del año 2011, tras ser detenido en más de una ocasión.

Durante su estancia fuera de Siria, Mazen prestó testimonio ante numerosas organizaciones de derechos humanos, medios de comunicación y periodistas, y narró los detalles de sus torturas en el documental La desaparición de Siria. Solía ​​decir de sí mismo en algunas entrevistas que era sólo un fantasma: “Estoy vivo, nada más”.

La última llamada de Hamada a su sobrino fue desde el aeropuerto internacional de Damasco, en la que le dijo: «Sobrino mío, reza por mí«.

Authors

  • Ayham Al Sati

    صحفي سوري، يعيش في مدريد منذ عام 2019. مؤسس ومحرر في مجلة بيننا، متخصص في الأدب العربي من جامعة دمشق، وعمل كصحفي خلال الحرب في سوريا منذ العام 2011. Es un periodista sirio. Vive en Madrid desde el año 2019. Cofundador y editor en la revista de Baynana.es. Es especialista en Literatura Árabe por la Universidad de Damasco y trabajó como periodista durante la guerra en Siria desde el año 2011. 

  • Okba Mohammad

    Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana

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Ayham Al Sati

صحفي سوري، يعيش في مدريد منذ عام 2019. مؤسس ومحرر في مجلة بيننا، متخصص في الأدب العربي من جامعة دمشق، وعمل كصحفي خلال الحرب في سوريا منذ العام 2011. Es un periodista sirio. Vive en Madrid desde el año 2019. Cofundador y editor en la revista de Baynana.es. Es especialista en Literatura Árabe por la Universidad de Damasco y trabajó como periodista durante la guerra en Siria desde el año 2011. 

Okba Mohammad

Cubrió la guerra en el sur de Siria de 2015 a 2018 con medios locales. También se ha dedicado a documentar violaciones de derechos humanos de detenidos durante el conflicto. En 2019 trabajó como corresponsal independiente en Turquía y posteriormente viajó a España, donde ha colaborado con medios como Global Voices y el diario Público. Actualmente trabaja como reportero en Baynana
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